Bruselas - Bélgica vive atrapada en el delirio yihadista . El país que hace dos años vivía casi ajeno a las medidas de seguridad adoptadas en otros estados -entre ellos España- se ha convertido en uno de los principales objetivos del terrorismo en Europa. Pero también ha descubierto con horror que es un nido de terroristas. Cuatro días después de recibir como un bálsamo el arresto de Salah Abdeslam, el único fugitivo de los atentados del 13-N en París, el terror castiga de nuevo Bruselas con un atentado cuyas consecuencias son difíciles de anticipar.
Ha habido precedentes. El ataque al museo judío de Bruselas, en mayo de 2014, dio la primera voz de alarma. Allí las autoridades belgas se percataron que la capital de Europa era objetivo terrorista y la seguridad comenzó a reforzarse en puntos estratégicos. Pero los ataques, perpetrados entonces por un yihadista francés, distaron de ser un episodio aislado.
Como consecuencia de este atentado, Bélgica se apercibió, con estupor, de que era el país comunitario más afectado por un fenómeno nuevo: el de los llamados combatientes extranjeros, jóvenes con nacionalidad europea que dejan su entorno para participar en la guerra siria. Con casi 500 personas que en algún momento han viajado a Irak o Siria, el país, de 11,2 millones de habitantes es el que más yihadistas per cápita registra en Europa.
Según fuentes antiterroristas belgas, el 90% de estos veteranos ha regresado o planea regresar al país, y las autoridades asumen que uno de cada nueve tiene intenciones de cometer atentados en suelo europeo. Los retornados están obsesionados con cometer atentados en sus países, como forma de venganza contra una sociedad que, consideran, les rechazó.
La presencia de grupos radicalizados en el país no era del todo novedosa ni exclusiva de Bruselas. En septiembre de 2014, fueron juzgados 46 fundadores y miembros de Sharia4Belgium, una organización terrorista responsable de alistar y adiestrar a estos jóvenes que se enrolaban en un conflicto en principio tan ajeno a su entorno y vivencias como el sirio.
Lejos de reducir la amenaza, los problemas se multiplicaron. El momento crítico de esa enorme incidencia terrorista en Bruselas se mostró con toda su inclemencia en los atentados del 13-N, que causaron la muerte de 130 personas en París. La investigación probó que esos ataques se habían maquinado en buena medida en Bruselas, planeados por jóvenes europeos de origen musulmán. La lupa se situó sobre un barrio de gran concentración árabe que desde entonces adquirió trascendencia internacional. Se trata de Molenbeek, la madriguera donde Abdeslam se radicalizó y fue finalmente detenido el pasado viernes. Ese distrito, próximo al centro histórico de Bruselas, guarda conexión con buena parte de los atentados que han golpeado Europa en los últimos años, incluido el 11-M español.
Desde los atentados de París, Bruselas temió ser objetivo directo de una matanza similar a la de la capital francesa. Los indicios de que algo similar se estuviera gestando forzaron a las autoridades belgas a adoptar una decisión sin precedentes en diciembre pasado: el cierre preventivo, durante varios días, del metro, las escuelas, los centros comerciales, las instalaciones deportivas y otros lugares públicos.
contradicción Lo que entonces no sucedió se produjo ayer. La gran contradicción y motivo de inquietud mundial es que los ataques se han producido en los dos puntos más vigiladas de la capital belga desde el 13-N: el aeropuerto de Zaventem, el más importante del país y uno de los de más tráfico de Europa, y el área donde se sitúan las principales instituciones comunitarias, conocida como Schuman.
Todos esos organismos (la Comisión Europea, el Consejo Europeo, la Eurocámara, el servicio diplomático?) cuentan con dispositivos de seguridad reforzados, incluso con presencia de militares en las instalaciones. Lo mismo sucede en las dos paradas de metro de ese núcleo central: Maelbeek (objeto de atentado ayer) y Schuman.
Las autoridades belgas tendrán dificultades para quitarse el baldón que las persigue desde los ataques en territorio galo: que la capital del país es una auténtica cantera de yihadistas. Y que esa amenaza terrorista ha ido germinando a espaldas de los servicios de inteligencia. Un alto cargo de la lucha antiterrorista europea juzga infundadas estas acusaciones, así como las críticas a las fuerzas de seguridad, incapaces de evitar el atentado francés e incluso de detectar el regreso de Abdeslam a Bélgica, y explica que Bélgica comunica a otros países -principalmente a Francia- informaciones ligadas al terrorismo. Han sido, sin embargo, las autoridades francesas las que han explicado que la captura de Abdeslam ha tenido mucho que ver con la implicación de su policía en la investigación belga de los atentados del 13-N.
Ese enorme despliegue no ha logrado impedir lo que en Bélgica se considera ya el día más negro del país desde la Segunda Guerra Mundial. - DNA