Seúl - Corea del Norte mantuvo ayer la tensión con la incursión de una patrullera en aguas surcoreanas, un día después de llevar a cabo el lanzamiento de un cohete de largo alcance que ha sido condenado duramente por el Consejo de Seguridad de la ONU. La Fuerza Naval de Corea del Sur realizó varios disparos al aire de advertencia y el Ejército elevó su situación de alerta después de que un barco patrulla norcoreano se adentrara en aguas surcoreanas durante 20 minutos, informó el Ministerio de Defensa de Seúl.

La frontera marítima occidental entre las dos Coreas en el Mar Amarillo, conocida como Línea Límite del Norte (LLN), ha sido en los últimos años escenario de conflictos entre Seúl y Pyongyang, que no reconoce la demarcación establecida al término de la Guerra de Corea (1950-53).

Finalmente la patrullera regresó a aguas norcoreanas, tras un incidente que ha cobrado especial relevancia al producirse un día después del lanzamiento de un satélite a bordo de un cohete espacial por parte del régimen de Kim Jong-un.

El lanzamiento, considerado como una prueba de misiles encubierta, recibió respuesta internacional en una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

El máximo órgano ejecutivo de Naciones Unidas, reunido de emergencia el domingo a petición de Corea del Sur, EEUU y Japón, condenó el lanzamiento de Corea del Norte y anunció que trabaja para aprobar “lo más rápido posible” una nueva resolución que incluya más sanciones al país. Tras el comunicado de la ONU, el Gobierno surcoreano dio un nuevo paso en su campaña de presión y anunció que enviará esta semana a su ministro de Exteriores, Yun Byung-se, a la sede del organismo en Nueva York. El canciller de Seúl intentará presionar al secretario general de las Naciones Unidas, el también surcoreano Ban Ki-moon, y al Consejo de Seguridad para que la nueva resolución se trace cuanto antes y en los términos más duros posibles.

llamamiento a china Por su parte, expertos surcoreanos evaluaron que EEUU podría aumentar su presión sobre China para que restrinja el suministro de petróleo, materias primas y otros bienes a Corea del Norte, su aliado histórico.

Al margen de la política, ayer se conocieron más datos sobre el Kwangmyongsong-4, el nuevo satélite espacial que Corea del Norte ha puesto en órbita sobre la tierra y que es el segundo del país después del lanzado al espacio en diciembre de 2012 tras varios intentos fallidos.

El Ejército de EEUU confirmó ayer que había detectado dos objetos en órbita -uno de ellos el citado satélite-y expertos del país norteamericano han pronosticado que el dispositivo dará vueltas al globo durante varios años. Lo que sigue siendo una incógnita es si el nuevo artefacto espacial de Corea del Norte es funcional y efectivamente se trata de un satélite de observación terrestre tal y como reclama el régimen de Kim Jong-un.

Pyongyang anunció que su satélite porta “aparatos de medición y de telecomunicaciones necesarios para la observación de la Tierra” y orbita a una altitud de unos 500 kilómetros.

Sin embargo, el Servicio de Inteligencia de Corea del Sur (NIS) aseguró el domingo ante la Asamblea Nacional (Parlamento) de Seúl que el satélite pesaría unos 200 kilos, lo que significaría que el artefacto no es operativo al tener un tamaño muy reducido, según su versión.

Así, Seúl reafirmó la tesis de que la nueva aventura espacial del régimen de Kim Jong-un ha sido un mero ensayo de misiles y por tanto una violación de las resoluciones con las que la ONU castigó sus anteriores pruebas armamentísticas y nucleares.