Londres - “Esta es una victoria que no se puede negar”, dijo ayer el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, agarrado a la resolución del panel de la ONU que declara su detención como ilegal y desde el balcón de la que es su casa desde hace ya tres años y medio, la embajada de Ecuador en Londres donde permanece recluido. “Es una victoria de importancia histórica para mí, mi familia, mis hijos y para la independencia del sistema de la ONU”, reconoció. Fueron apenas doce minutos de comparecencia ante casi una centena periodistas y curiosos, pero el australiano fue rotundo exigiendo al Reino Unido y Suecia que presten atención al fallo que pide su puesta en libertad de forma inmediata.

“Mis hijos son completamente inocentes en todo este asunto y no entienden de política. Ha llegado el momento de ver a su padre de vuelta, y eso va a suceder”, dijo entre lágrimas, y advirtiendo de que “habrá consecuencias penales para los gobiernos” que le impidan recuperar su libertad.

El día había empezado bien para Assange, con el grupo de trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU quejándose de su falta de libertad durante “una longitud de tiempo inaceptable” e insistiendo en que su detención debe “llegar a su fin, ya que su integridad física y libertad de movimiento de ser respetados”. El organismo dejó clara su importancia como grupo “autorizado” para la jurisdicción internacional, así como la actuación del documento como “una opinión oficial”. En total, tres miembros del panel de la ONU formado por cinco personas están a favor de la reclamación, mientras que otra está en contra y una quinta no participó en la investigación. Para estos expertos, el fundador de WikiLeaks ha sido sometido a “diferentes formas de privación de la libertad”, a lo que el ministro de Asuntos Exteriores británico, Philip Hammond, respondió que era una decisión “ridícula”, acusándole directamente de querer evadir la justicia.

El australiano de 44 años de edad, fue detenido en Londres en 2010 bajo una orden de detención europea emitida por Suecia por una supuesta acusación de violación y otras dos de agresión sexual. Dos años más tarde, mientras se encontraba en libertad bajo fianza, solicitó asilo en la embajada ecuatoriana en la capital británica.

Si bien las dos demandas por abuso sexual contra Assange han expirado, todavía queda pendiente la acusación de violación. De ahí que Hammond le acuse de ser un “fugitivo de la justicia” y le recuerde que puede salir “en el momento que decida”, pero sin olvidarse de enfrentarse a la justicia en Suecia.

suecia no se da por aludida El mismo mensaje llegó para Assange desde Estocolmo, donde Anders Ronquist, director jurídico de la Cancillería de Suecia, aseguró que el australiano “no está siendo privado de su libertad por una decisión o una acción tomada por las autoridades suecas”.

Un par de horas más tarde, a través de una videoconferencia en la embajada y con la presencia de su equipo de abogados en el edificio del Frontline Club en Londres, Assange veía la resolución como una “victoria muy importante” y que le había traído una sonrisa a su cara”, mientras sus abogados pedían la devolución de su pasaporte y que Londres y Estocolmo le den libertad de movimiento de forma inmediata.

El australiano daba las gracias a su equipo de defensa, en el que se encuentra Baltasar Garzón, para quien Suecia actúa con una “doble moral”. El exjuez cree que por un lado no acatan la conclusión del documento y al mismo tiempo quieren formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU. Tras más de un año de investigación, para Garzón es absurdo que Londres y Estocolmo “habiendo tenido la oportunidad de presentar sus argumentos y de participar en todo el proceso, ahora digan que esto no es una decisión válida”.

Al terminar su videoconferencia, Assange no quiso responder a las preguntas de los periodistas, pero sus abogados sí reconocieron que sigue el temor a una extradición a Estados Unidos por las filtraciones de documentos a través de WikiLeaks.