Moscú - El presidente ruso, Vladimir Putin, mostró ayer su versión más dialogante en Siria al apoyar la resolución de EEUU contra el Estado Islámico (EI), al tiempo que dio prácticamente por rotas las relaciones con el líder turco, Recep Tayyip Erdogán. “Aunque pueda parecer extraño”, Rusia y EEUU coinciden en los pasos a dar “en los aspectos clave” para el arreglo político del conflicto sirio, aseguró Putin en su multitudinaria conferencia de prensa anual.
Menos enérgico y belicoso que en ocasiones anteriores, Putin dio un repaso a un año en el que Rusia ha ganado posiciones a nivel internacional al intervenir en Siria, aunque también ha corrido riesgos, como en la actual tensión con Turquía y el atentado contra su Airbus en Egipto. Intentó no entrar al trapo, pero las preguntas sobre Erdogán no le dieron más opción que amenazar a Ankara con represalias en caso de nuevas provocaciones como la “puñalada en la espalda” que para él supuso el derribo de un bombardero ruso en la frontera siria.
“Si antes la aviación turca volaba y violaba permanentemente el espacio aéreo de Siria, que vuelen ahora” que Rusia ha desplegado allí baterías antiaéreas S-400, advirtió un desafiante Putin. Insistió en que con su “acto hostil” Turquía únicamente ha conseguido que la aviación rusa intensifique sus bombardeos contra las posiciones yihadistas y refuerce su presencia militar en el país árabe. “¿Para qué lo hicieron? No lo entiendo. ¿Acaso pensaban que íbamos a salir huyendo? Por supuesto que no. Rusia no es de esos”, dijo.
El jefe del Kremlin aseguró que es “prácticamente imposible” llegar a un acuerdo con Erdogan, quien se niega a disculparse por el derribo del avión, como exige Moscú. “La creciente islamización (en Turquía), que seguramente haría revolverse en su tumba al propio Ataturk (Mustafa Kemal, el fundador del actual Estado laico turco), también nos ha afectado a nosotros. En Turquía hay guerrilleros procedentes del Cáucaso Norte”, apuntó.
Por otra parte, Putin tendió una rama de olivo a EEUU al asegurar que apoyará en el Consejo de Seguridad de la ONU la resolución para combatir la financiación del EI, “una iniciativa del presidente Barack Obama” que demuestra que EEUU y los europeos están “preocupados” por lo que ocurre en Siria, Iraq y Yemen. Putin también explicó que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le presentó el martes en el Kremlin el proyecto de resolución, que calificó de “propuesta aceptable”, aunque aún requiere algunos retoques. “Creo que, después de familiarizarse con el proyecto, a las autoridades sirias también les satisfará, aunque puede haber algo que no les guste”, dijo Putin, quien llamó a ambas partes a hacer “concesiones”.
Recordó que el plan de arreglo consensuado en Viena incluye la promulgación de una nueva Constitución y la celebración de elecciones en Siria. “Consideramos que es posible y que no hay otra vía de arreglar esta situación. De todas formas, esto habrá que hacerlo tarde o temprano. Y mejor antes que después”, afirmó. Con respecto al futuro del presidente sirio, Bashar al Asad, aliado de Moscú, insistió en que “sólo el pueblo sirio debe decidir quién debe gobernarles, con qué estándares y con qué reglas”.
Los bombardeos continuarán Además, adelantó que los bombardeos aéreos contra el EI en el país árabe continuarán mientras prosiga la ofensiva militar del Ejército sirio contra las posiciones de los yihadistas. “Cuando veamos que el proceso de acercamiento haya comenzado, que es hora de que se inicie el proceso político en Siria, y cuando las propias autoridades sirias consideren que ya está, que hay que dejar de disparar y hay que empezar a ponerse de acuerdo, no intentaremos ser más sirios que los propios sirios”, aseveró.
También tuvo tiempo para alabar a Donald Trump, al que calificó de persona “muy brillante y de talento” y “líder absoluto” en la carrera presidencial republicana en EEUU. Y es que tradicionalmente, Putin se lleva mejor con los republicanos. No en vano mantuvo una estrecha cooperación con el anterior presidente republicano, George W. Bush, especialmente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En una muestra de que estaba de buen humor, incluso rompió el tabú con respecto a sus asuntos familiares y se mostró “orgulloso” de sus dos hijas en las primeras declaraciones que se le recuerdan sobre sus descendientes. “Estoy orgulloso de ellas. No se dedican ni a los negocios ni a la política. Simplemente viven su vida y lo hacen de manera digna”, afirmó.
En cuanto a 2016, recurrió a una batería de cifras para argumentar que lo peor de la recesión -el PIB se contraerá este año casi un 4%- ya ha pasado y que la economía crecerá en 2016, aunque este crecimiento será nulo. Asimismo, negó que la operación en Siria suponga una pesada carga para el presupuesto en tiempos de crisis.