Si el menú de reformas estructurales elaborado por el Gobierno de Alexis Tsipras será suficiente o no para lograr la extensión del programa de rescate griego, no se sabrá hasta esta tarde. Los intensos contactos entre Atenas y Bruselas y el intercambio de borradores se prolongaron hasta ayer mismo en un intento por cerrar una lista de medidas que no encuentre hoy ningún obstáculo por delante en la evaluación que deberán hacer primero las llamadas instituciones -la antigua troika formada por Comisión, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional- y posteriormente, y si nada descarrila, en la teleconferencia que mantendrán esta tarde los 19 ministros de la zona euro.
Según la información filtrada ayer desde Atenas, este primer plan elaborado por el gobierno heleno y retrasado hasta hoy -a petición del Eurogrupo, según dijo anoche en una entrevista a la CNN el ministro Yanis Varoufakis- incluirá reformas contra la corrupción y la evasión fiscal, especialmente de las grandes fortunas, el tráfico ilícito de cigarrillos y el contrabando de combustible así como la reforma de la autoridad fiscal y la reestructuración del sector público y la administración para mejorar su eficacia. Además, Grecia se comprometería a respetar los acuerdos de privatizaciones ya cerrados, a proteger también sus intereses nacionales y a seguir las recomendaciones de la OCDE para mejorar en competitividad.
En total, el paquete incluiría una dócena de ámbitos en el que también habrá medidas para hacer frente a la crisis humanitaria que, según Syriza, vive Grecia como resultado de cinco años de austeridad recetada por la troika. En este ámbito, la intención del gobierno es combatir los problemas de la economía real con propuestas para impedir los deshaucios de primeras viviendas, la ampliación del número de personas que pueden acogerse a los 100 plazos para pagar sus deudas con hacienda, una reforma laboral acorde con las mejores prácticas europeas, así como otras en el ámbito del gasto social para los más desfavorecidos, como sanidad pública para los hogares más modestos. “Estamos recopilando una lista de medidas para hacer que la administración griega sea más efectiva y para compabtir la evasión fiscal”, explicaba el domingo el ministro griego, Nikos Pappas, que apuntaba también a la inclusión de medidas frente a la crisis humanitaria. “Se incluyen reformas para terminar con la evasión de impuestos y la corrupción de forma que los impuestos sean adjudicados de una forma más justa en términos sociales”, añadía ayer el portavoz del gobierno, Gabriel Sakellaridis.
la vista en el día 28 El plan es el resultado de los compromisos asumidos el viernes pasado por Grecia en un Eurogrupo extraordinario convocado in extremis, tras semanas de desencuentros y subidas de tono, y a una semana de que expire el rescate este próximo 28 de febrero. El acuerdo incluía la promesa de prorrogar el rescate a condición de que Atenas remitiera para ayer su plan inicial de reformas -el definitivo deberá llegar en abril- para cumplir con los compromisos del rescate. Si Grecia salva hoy este obstáculo, se podrá lanzar definitivamente el procedimiento para prorrogar legalmente el rescate. El portavoz del ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, admitió ayer que si bien no hay razones para que el Bundestag alemán -también lo deben hacer los parlamentos de Holanda, Finlandia y Estonia- no ratifique esta misma semana la extensión, el paquete de reformas griego debe ser “coherente”.
El margen de Atenas, teniendo en cuenta las promesas electorales de subida del salario mínimo en contra de los llamamientos de otros socios europeos o la insistencia en no elevar el IVA, es muy limitado. Especialmente, teniendo en cuenta que si quieren recibir la asistencia financiera deben cumplir con las exigencias de los socios de la Eurozona frente a un ala izquierdista del partido que reclama el cumplimiento de las promesas. De hecho, la negociación ya ha abierto las primeras fisuras en Syriza con un ala izquierdista que ha criticado con dureza el pacto. “Ha pasado poco más de un mes y la promesa no se ha transformado en hechos. Lástima. Pido al pueblo griego que me perdone por haber contribuido a esta ilusión”, lamentaba el eurodiputado y antiguo miembro de la resistencia, Manolis Glezos, en un artículo. Con todo, y pese a que la fuga de capitales continúa -3.000 millones la última semana- el 87% de la población griega sigue apoyando a Tsipras.