PARÍS. Strauss-Kahn, que empezó a declarar ante el Tribunal Correccional de Lille que lo juzga, junto a otras 13 personas, por proxenetismo, negó que en esas orgías se diera "una actividad desenfrenada", como se desprende del acta de acusación.
El principal elemento de acusación contra el exministro socialista francés son los testimonios de las prostitutas, que afirman que sí sabía ellas estaban allí por dinero, y que no podía ignorarlo, entre otras cosas teniendo en cuenta las prácticas que se daban, próximas al bestialismo.
Una de ellas -Mounia- contó ante los jueces -según el relato de "France Info"- cómo se desarrolló una de esas juergas sexuales en un hotel de París, cómo subió a la habitación en la que le esperaba Strauss-Kahn (conocido por sus iniciales DSK), así como la "brutalidad" de la relación que mantuvieron -que admitió que fue consentida-, y cómo estuvo llorando.
"Mostré reticencias con gestos" porque "no quería esas prácticas", precisó la exprostituta, que cuando le preguntaron por la reacción de DSK señaló: "Lo que me marcó fue su sonrisa".
Mounia, que es una de las prostitutas que se ha constituido en acusación particular en este proceso abierto el pasado día 2, admitió que durante ese encuentro no se habló de dinero ni de su tarifa.
"BFM TV" destacó que DSK se mostró muy tranquilo durante su interrogatorio, dueño de la situación, y que señaló haber participado en una docena de orgías durante tres años, pero que en ningún momento supo que las mujeres acudieran por dinero.
A su llegada al tribunal por la mañana, tres activistas de Femen a pecho descubierto y con inscripciones en el cuerpo, se abalanzaron sobre el coche del ex director gerente del FMI lanzando gritos de condena contra los clientes de prostitutas y los proxenetas.