Beirut - Tras más de cuatro meses de asedio, la localidad siria de Kobani es desde ayer una ciudad libre de yihadistas después de que las fuerzas kurdas expulsaran a los combatientes del grupo Estado Islámico (EI), en una batalla que se ha convertido en un símbolo de la resistencia a los radicales.
“Felicidades por la liberación de Kobani a la humanidad, el Kurdistán y el pueblo de Kobani”, anunció en un tuit el portavoz Polat Can, de las Unidades de Protección del Pueblo, milicias kurdo sirias.
Sin embargo, desde el interior de la población, el presidente de la Administración Autónoma de Kobani, Anuar al Muslem, se mostró cauto en declaraciones a Efe.
“Si bien se puede decir que Kobani está bajo el control total de las Unidades de Protección del Pueblo, todavía hay combates en algunas calles del barrio de Kani Kordane y Meqtel”, en el este de la localidad, dijo el responsable político.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicó que los efectivos kurdos están “limpiando” algunas casas de los distritos orientales en busca de artefactos explosivos que hayan podido ser colocados por los extremistas durante su repliegue.
Con este logro de las fuerzas kurdas se pone fin a un asedio iniciado el pasado 16 de septiembre por los yihadistas contra uno de los principales enclaves kurdos de Siria, situado en la provincia septentrional de Alepo y fronterizo con Turquía.
Durante las primeras semanas, el avance del EI fue rápido e incluso llegó a dominar más de la mitad de la superficie de la localidad, pero este progreso fue frenado con la llegada de refuerzos “peshmergas”, fuerzas del Kurdistán de Irak que acudieron en ayuda de las milicias kurdo sirias.
En opinión del analista militar libanés general retirado Hisham Yaber, ha habido dos factores decisivos en la victoria kurda. “El primero de ellos han sido los bombardeos de la coalición internacional (liderada por EEUU) que han golpeado fuerte al EI”, indicó el experto, que citó como segunda clave el papel fundamental en el conflicto de las fuerzas aéreas del Ejército sirio. - Efe