pRIYA es una joven que, tras ser víctima de una violación por parte de un grupo de hombres, es rechazada por su familia por haberla “deshonrado”. Acongojada, recurre mediante rezos a la diosa Parvati, quien decide ayudarla y se encarna “en su cuerpo y su mente”. Con el poder de Parvati, Priya castiga a sus agresores, mientras Shiva, enfurecido por la “degeneración de los hombres”, los castiga impidiéndoles procrear, lo que implicará “el fin de la humanidad”.
Al final del cómic Priya’s Shakti, las palabras de la Priya transformada se difunden entre los aldeanos, que comprenden que tienen que educar a sus hijos en el respeto hacia el sexo femenino, porque “hombres y mujeres son iguales”, mientras la familia de Priya se dedica a recorrer lugares para propagar estas ideas.
El cómic, como Bollywood, tiene un gran peso en la comunicación de masas en India. Cuando hace dos años una estudiante de fisioterapia fue golpeada y violada por seis hombres en un autobús en Nueva Delhi, y final e irremisiblemente falleció, la sociedad india se revolvió y la opinión pública mundial constató que la situación de las mujeres y chicas en ese país apenas había mejorado. Entonces, las protestas sociales llevaron al Gobierno a endurecer las leyes contra los agresores sexuales, y algunas voces criticaron que Bollywood estaba perpetuando una imagen de sumisión de las féminas.
Según varias fuentes, desde el terrible suceso de Nueva Delhi habría menos casos de ese perfil. En cambio, vienen produciéndose decenas de denuncias similares o, al menos, se han vuelto más mediáticas. Según el bilbaino Zigor Aldama, uno de los primeros corresponsales en Asia, “la macabra cronología de los hechos se repite una y otra vez en India”: desaparecen y las encuentran golpeadas, violadas y a veces muertas. El acceso a la educación es escaso para ellas o incluso visto como un problema: “Deberán pagar más dote para casarlas con un hombre educado”.
Hace unos años, la cooperante Mentxu Ormaetxe afirmó a DEIA que en el Gujerat (Noroeste) las cooperativas agrarias eran boicoteadas por terratenientes. Hombres poderosos que se creían con derecho de pernada sobre mujeres y niñas.
contrapeso En Occidente algunos hombres aún agreden o matan a sus parejas o exparejas. En países menos desarrollados, como Pakistán o Afganistán, nacer mujer puede privarte de estudiar o provocar que te quemen la cara con ácido.
El contexto que muestra Priya´s Shakti -violación, agresión física y chica repudiada, como si fuera culpable- no es ficción en India. Por ello, y conscientes del poder del cómic allí -y en general- como vehículo de transmisión de valores, sus promotores persiguen con su difusión “educar a los adolescentes” y contrarrestar la imagen de violencia contra la mujer, tan extendida.
Josune Muñoz, creadora de la Escuela de Literatura de Autoras Skolastika y experta en cómic ha estudiado al detalle cómo este género viene perpetuando “la violencia física”, a través de mujeres “con cara de placer ante los golpes o la violación, y los insultos”, así como “su cosificación o infantilización”. Josune corrobora que el cómic puede ser “una herramienta eficaz para las nuevas generaciones”, y enumera las grandes autoras de cómic feminista que vienen tratando de equilibrar esos mensajes. Como las americanas Wimmen’s Comix.
Y es que hay otras ópticas, aún más en la sombra. Josune recuerda libros como Fuego sagrado sobre el sati, sobre las mujeres que aún se inmolan en las piras de sus maridos, o Deshonrada en Pakistán, una historia como la de Priya, pero verídica.