NAIROBI. El maestro fue declarado culpable de causar "un daño grave" al alumno, en una sentencia que el juez del caso, Geoffrey Kimaga, calificó como "una lección para aquellos que piensen como él".
Los hechos se remontan a enero de 2013, cuando este profesor de una escuela internacional de la localidad de Likoni, en la costa keniana, ordenó a uno de sus pupilos que se bajara los pantalones y se colocara encima del escritorio, según el diario keniano "Daily Nation".
Una vez obedeció el joven, el profesor procedió a cortarle el escroto con una navaja de afeitar, para después pedirle que se volviera a vestir y se fuera a su casa.
Según el sumario del caso, un vecino alertó a los familiares del joven al verlo caminar con dificultad y con los pantalones manchados de sangre.
El juez admitió la versión de los hechos del menor y condenó a cadena perpetua al profesor tras comparar la sangre del joven con la encontrada en la navaja y el escritorio.
"El Tribunal emplaza a todos los trabajadores de la educación a corregir conductas como éstas y actuar para garantizar la seguridad de los niños en la escuela", dijo el juez.