Moscú - Los separatistas prorrusos del este de Ucrania consiguieron ayer movilizar masivamente al electorado en las zonas su bajo su control, en unos comicios reconocidos por Rusia y declarados ilegales por el Gobierno de Kiev y gran parte de la comunidad internacional. En la autoproclamada república popular de Donestk (RPD), su primer ministro, Alexandr Zajarchenko, ganaba con el 81% de los votos la jefatura de esa entidad, según un sondeo a pie de urna cuyos resultados fueron difundidos al cierre de los colegios electorales.

Los dos rivales de Zajarchenko, Alexandr Kofman y Yuri Sivokonenko, obtuvieron el 9,7 y el 9% de los apoyos, respectivamente, de acuerdo con los datos de la encuesta ofrecidos en rueda de prensa por el presidente de la Comisión Electoral Central de la entidad, Roman Liaguin, según informó desde la ciudad de Donetsk la agencia oficial rusa RIA Novosti. Además, según este sondeo, en la República de Donetsk, la formación de Zajarchenko lideraba las elecciones al Parlamento de la RPD con el 65,11% de los votos.

En la vecina y autoproclamada república popular de Lugansk, también se espera la victoria de su actual líder, Igor Plotniski, en una jornada electoral marcada por una elevada participación. Según las comisiones electorales de ambas entidades, la participación superó el 60% y más de un millón de votantes había acudido a las urnas horas antes del cierre de los colegios. En las imágenes difundidas por la televisión rusa de diversos lugares de votación en las zonas rebeldes se veía una gran afluencia de ciudadanos, en una jornada que transcurrió en relativa calma. En la RPL, la comisión electoral amplió el horario de votación hasta las 22.00 hora local en algunos colegios, debido a la afluencia de votantes.

Consecuencias Sin embargo, la gran intriga de estas elecciones no son los resultados de la votación, absolutamente previsibles, sino las consecuencias que tendrán su celebración para el proceso de arreglo pacífico del conflicto en el este de Ucrania. Los comicios separatistas fueron declarados ilegales por el Gobierno de Ucrania, cuyo Servicio de Seguridad incoó ayer mismo un proceso penal contra sus organizadores por “atentado contra el orden constitucional” e “intento de usurpación del poder”.

Las autoridades de Kiev denunciaron que los comicios de los separatistas están reñidos con el plan de paz aprobado en Minsk el pasado mes de septiembre y son un paso más hacia la escisión de esos territorios. “La farsa con tanques y fusiles que han montado dos organizaciones terroristas (...) es un acontecimiento terrible que no tiene nada en común con la expresión de la voluntad ciudadana”, declaró ayer el presidente del país, Petro Poroshenko, quien expresó su confianza en que Rusia no reconocerá estas “pseudo-elecciones”.

Además, recalcó que “todas las elecciones en el territorio ucraniano en las que votan los ciudadanos ucranianos deben celebrarse exclusivamente de conformidad con las leyes de Ucrania”. Poroshenko recordó que los acuerdos de Minsk contemplan la celebración de elecciones locales extraordinarias en algunas zonas de las regiones orientales de Ucrania, pero siempre según la legislación ucraniana. “Ucrania responderá de manera adecuada a este desafío”, señala la nota de la Presidencia ucraniana, que recalcó que “nadie el mundo civilizado” reconocerá la elecciones en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

La postura del Gobierno de Ucrania la comparten la OTAN, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países. Pero Rusia ya adelantó su decisión de reconocer los resultados de los comicios, cuya legitimidad no pone en duda. Más aún, Moscú defiende que los insurgentes de las regiones orientales ucranianas tienen derecho a elegir a sus líderes para representarles en las negociaciones de cara al arreglo del conflicto.

“Las elecciones se desarrollaron sin irregularidades, en plena concordancia con las prácticas europeas”, declaró a RIA Novosti el diputado Leonid Slutski, presidente del Comité para Asuntos de la Comunidad de Estados Independientes de la Duma (Cámara de Diputados de Rusia), que asistió a los comicios como observador. Actualmente, los separatistas prorrusos controlan un tercio de las regiones de Donetsk y Lugansk, territorio que incluye las capitales regionales y las ciudades más pobladas, con la excepción de Mariupol (a orillas del mar de Azov), sede del Gobierno provisional leal a Kiev.