TOKIO. La idea parte de la compañía "Slow Curve", una empresa con sede en la capital nipona y especializada en publicidad "anime" (animación japonesa), que va adquirir contratos de arrendamiento en condominios y apartamentos en estos tres zonas tokiotas para crear estos alojamientos especializados, informó hoy el diario Nikkei.
Tras amueblarlos, equiparlos con los electrodomésticos necesarios y llenar sus habitaciones, baños y armarios con hasta 2.000 tomos manga, la empresa los pondrá a disposición exclusivamente de extranjeros que planeen una estancia de larga duración en el país.
La compañía prevé abrir diez de estos alojamientos temporales en tres años, cada uno equipado con mangas distintos en función de la subcultura "otaku" -como se denomina a los aficionados a este género del cómic- cultivada en cada una de las tres zonas.
Los pisos de Akihabara, el barrio tecnológico por excelencia, estarían llenos de volúmenes de temática informática, mientras que los alojamientos de Ikebukuro haría lo propio con los cómics para mujeres y los de Nakano se caracterizarían por estar repletos de títulos clásicos.
A pesar de estar pensados para extranjeros, los cómics estarán íntegramente en japonés, para que los inquilinos puedan "sumergirse" por completo en una experiencia auténticamente japonesa, dijo un portavoz de "Slow Curve" a la publicación nipona.
Además de ofrecer un precio relativamente barato -menos de 5.000 yenes por persona y noche (46 dólares o 36 euros)-, aquellos que se alojen en estos "apartamentos manga" disfrutarán de descuentos en los denominados "maid café", en tiendas de "cosplay", locales de venta de juguetes antiguos y establecimientos similares.
La legislación actual sobre hostales y hoteles prohíbe el uso comercial de este tipo de apartamentos, pero se espera que el área metropolitana de Tokio reciba una exención a este respecto como parte de la estrategia económica de crecimiento del gobierno nipón, que contempla el área metropolitana como una zona estratégica.
Para poner en marcha el proyecto, "Slow Curve" pedirá ayuda a Tomareru, una empresa con sede en Tokio, que cuenta con experiencia en el uso eficaz de propiedades residenciales vacías.