Occidente acusa a Rusia de violar la soberanía ucraniana
Muscú denuncia las trabas de Kiev y envía, sin permiso, su convoy a Lugansk
Kiev - Los 262 camiones del convoy con ayuda humanitaria rusa llegaron ayer a la ciudad de Lugansk, tras su ingreso en territorio ucraniano sin la autorización de las autoridades de Kiev y sin la escolta de la Cruz Roja. “En estos momentos ya ha empezado la descarga de la ayuda humanitaria, que luego será repartida entre los habitantes de la ciudad”, anunció un portavoz de la administración municipal, órgano elegido democráticamente mucho antes de la rebelión prorrusa en el este de Ucrania.
Sin embargo, el ingreso del convoy ruso no ha sido bien recibido por Ucrania, la OTAN, la UE y Estados Unidos, que han condenado la acción. La Alianza Atlántica consideró este movimiento una “violación flagrante” de los compromisos internacionales contraídos por Moscú “y una nueva violación de la soberanía de Ucrania por parte de Rusia”. El secretario general, Anders Fogh Rasmussen, recalcó que estos hechos “solo pueden profundizar la crisis en la región, que la propia Rusa ha creado y ha seguido alimentando” y aseguró que el no respetar los principios humanitarios internacionales plantea dudas sobre si el verdadero propósito del convoy es apoyar a la población civil o abastecer a los insurgentes. El jefe de la Alianza Atlántica recordó que estos acontecimientos son incluso más preocupantes porque coinciden con el aumento de la participación militar de Rusia en el este de Ucrania desde mediados de agosto, y apuntó que la artillería rusa se está empleando contra las Fuerzas Armadas de Ucrania tanto en la frontera como en el interior del país. “Hemos visto transferencias de grandes cantidades de armas, incluidos tanques, vehículos blindados y artillería de grupos separatistas en el este de Ucrania”, sostuvo Rasmussen, quien agregó que la OTAN también está observando una alarmante acumulación de fuerzas aéreas y terrestres rusas cerca de la frontera con Ucrania.
Estados Unidos también alzó la voz y advirtió de “acciones adicionales” contra Rusia si no retira los camiones cargados con ayuda humanitaria. “Nuestra opción es clara y Rusia no debe utilizar una caravana humanitaria como excusa para cruzar la frontera”, señaló el portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby. El funcionario reiteró que la llegada de los primeros camiones a Lugansk supone una entrada no autorizada sobre la que están consultando con sus socios internacionales para evaluar la situación.
La Unión Europea, que también condenó “la clara violación de la frontera ucraniana”, ha insistido en numerosas ocasiones ante Moscú en que la entrada de la caravana en el este de Ucrania debía contar con el consentimiento de Kiev y que, en respeto al derecho internacional, este convoy “debe tener estrictamente carácter humanitario y ser escoltado por el CICR”.
No ha sido este el caso finalmente. En una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente ruso, Vladimir Putin, “subrayó que dadas las indisimuladas trabas de Kiev en el asunto de la ayuda rusa a la población del este de Ucrania que sufre una catástrofe humanitaria, se ha tomado la decisión de enviar el convoy”, informó el Kremlin. Tras denunciar numerosos pretextos de Ucrania para impedir el envío de la ayuda, Rusia se saltó el procedimiento negociado con Kiev y la Cruz Roja y ordenó a los vehículos entrar en territorio ucraniano. Poco a poco, todos los camiones rusos atravesaron la frontera y entraron en territorio controlado por los separatistas prorrusos, que escoltaron el convoy a lo largo de los 70 km que separaran el paso fronterizo ucraniano Izvarino de Lugansk. La llegada del convoy a su destino demuestra que los dos bandos enfrentados, que combatían hasta hacía unas horas junto a la misma carretera que una la frontera con Lugansk, permitieron que la carga llegara sin incidentes a la ciudad al borde de la catástrofe humanitaria y en la que permanecen todavía unos 200.000 civiles.
A pesar de la violación por parte de Moscú de los acuerdos alcanzados con anterioridad y de las denuncias de Kiev, las autoridades ucranianas optaron por el pragmatismo para gestionar la peliaguda situación, al menos hasta la llegada del convoy a Lugansk, y renunciaron al empleo de la fuerza militar para detenerlo. En este sentido, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania aseguró que Kiev trata de resolver la crisis diplomáticamente y dio a entender que Ucrania será reservada en su reacción si constata que el convoy transporta realmente ayuda humanitaria. - Efe
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