TEHERÁN. Una mayoría de diputados aprobó el pasado sábado la tramitación por el proceso de urgencia de un plan para aumentar la tasa de fertilidad y luchar contra el decrecimiento de la población.

Entre las medidas que se contemplan están ilegalizar las vasectomías, hasta hace poco subvencionadas, e incluso penalizar la promoción del uso de métodos anticonceptivos, según informó esta semana la agencia iraní IRNA.

Los defensores del plan argumentan que, de seguir la tendencia actual, en 22 años el crecimiento de población en Irán será de cero y recuerdan que el 14 por ciento de las familias iraníes no tienen hijos y un 20 por ciento tienen solo un descendiente.

El objetivo es aumentar la tasa de fertilidad del actual 1,7 niño por mujer a 2,5 y cumplir la visión de Jameneí de convertir los 77 millones de habitantes del país en "150 ó 200 millones".

El líder supremo ha advertido reiteradamente del peligro del inminente "envejecimiento de la población y, en último caso, su disminución" y ha instado a las instituciones a desincentivar las familias con "solo" uno o dos hijos.

Ya en la época de Mahmud Ahmadineyad (2005-2013), el Gobierno limitó las políticas de control de la natalidad, puso fin a las vasectomías subvencionadas y alentó la procreación aumentando la baja maternal a 9 meses y dos semanas obligatorias para los padres y anunciando la apertura de cuentas con fondos para los recién nacidos.

Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y de la infancia han manifestado su desacuerdo con medidas legales que limiten la capacidad de las mujeres de decidir sobre su maternidad, mucho menos en un momento como el actual, cuando la economía iraní sufre una inflación cercana al 40 por ciento y un quinto de la población está desempleada.

PRESIÓN ECONÓMICA Y FALTA DE APOYO A LAS MADRES

Marzie Shahkaramí, portavoz de la ONG Madres de Hoy, con sede en Teherán, comentó a Efe que "a día de hoy, con la presión económica y la falta de apoyo a las madres, no es posible estar de acuerdo con este plan del Parlamento".

Para tener hijos, opinó, las madres deben "tener trabajo, salud mental y conocimientos para educarlos de un modo alegre y saludable. Pero en la actual situación, los padres están deprimidos y enfrentándose a muchísimos problemas, ¿cómo pueden darle a los hijos lo que necesitan?".

En estas circunstancias, "tener muchos hijos no solo perjudica a los padres, sino también a los niños", cree Shahkaramí.

Para ella, si el Gobierno quiere más población "lo primero que debe hacer es preparar las condiciones para ello y, después, darle derecho a elegir a la mujer".

En este mismo sentido se expresó Minu Madaní, activista de los derechos del niño y miembro de la ONG Jane Mehre Karay, que aseguró a Efe que tanto la suya como otras organizaciones defensoras de la infancia han mostrado al Gobierno su oposición al plan.

"De llevarse a cabo, aumentará el número de menores que viven en la calle, no pueden ir a la escuela y se ven forzados a trabajar. ¿Cómo puede una madre sumida en la pobreza facilitar higiene y educación a sus hijos, ha pensado el Gobierno en las consecuencias?", se preguntó, molesta.

Además, consideró que quitar a las mujeres el derecho a controlar su natalidad es "una crueldad" porque es una de las pocas cosas que aún queda bajo su control.

"Si nos quitan este derecho, no nos va a quedar ninguno. Vamos a convertirnos en maquinas para producir niños", lamentó.

Según ella, está claro que la población no comparte el parecer de los diputados en esta cuestión.

Muestra de ello es el comunicado que varios cientos de iraníes firmaron en enero, en el que aseguraban que la aprobación de este plan supondría "una enorme regresión para las mujeres".

Tras la Revolución Islámica y durante la guerra Irán-Irak (1980-88), Teherán promovió la natalidad, que entonces alcanzó los 6,5 hijos por mujer (según la ONU), pero cambió la política hacia su control en la década de 1990, con el reparto masivo de condones y subvenciones públicas a las esterilizaciones que redujeron la fertilidad al 1,7 actual.

El pasado agosto, el Ministerio de Sanidad anunció el fin de las ayudas a todos los programas de planificación familiar y su cambio por programas para fomentar la natalidad.

Sin embargo, según los expertos, la mala situación económica, las altas tasas de educación de las mujeres, su incorporación al mercado laboral y la disminución del número de matrimonios auguran que no será fácil para las autoridades convencer a las iraníes de tener más descendencia.