DONESK - El presidente interino de Ucrania, Oleksander Turchinov, abrió la puerta ayer para dotar de mayores competencias a las distintas regiones que componen el país, pero advirtió de que en ningún caso llegarán a la federalización que reclaman los manifestantes prorrusos del este.
Por otra parte, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, y varios miembros de su Gobierno, visitaron ayer Donetsk donde hicieron promesas de diálogo para desactivar la crisis causada por la revuelta de los rusohablantes en las regiones surorientales del país.
Vencido el ultimátum del ministro del Interior, Arsén Avákov, que dio 48 horas a los prorrusos para que desalojaran las dos sedes gubernamentales que ocupan desde hace cinco días en las ciudades de Lugansk y Donetsk, Kiev renunció al discurso de amenazas que no ha hecho más que caldear los ánimos en el sureste ucraniano.
"Sólo existe una salida, y es pacífica. Hay que hacer todo lo posible para que estas personas entreguen las armas y abandonen los edificios que han tomado ilegalmente, que no se dediquen a la actividad terrorista y que no pongan en peligro la seguridad de la gente", dijo Yatseniuk.
Frente a la sede del Gobierno regional de Donetsk, uno de los edificios ocupados por los activistas prorrusos más radicales, cientos de ciudadanos resisten el gélido viento que sopla desde la estepa.
Critican al jefe del Gobierno ucraniano que no quisiera dar la cara ante ellos y subir al escenario como tantas veces hizo en el Maidán, como se conoce la Plaza de la Independencia de Kiev, corazón de la protesta popular que destituyó al presidente Víktor Yanukóvich.
"En Kiev subía todos los días al escenario a echar pestes sobre Yanukóvich, para exigirle que saliera a hablar con la gente, pero aquí prefiere verse con los suyos, con los que nos mandan desde Kiev", dijo Vladímir, un camionero desempleado. El primer ministro sí se reunió con políticos e importantes empresarios de Donetsk, Lugansk y Járkov, las tres regiones surorientales más sensibles a los aires nacionalistas que soplan aparentemente desde Kiev. Les aseguró que el ruso, idioma mayoritario en esta zona del país, no perderá su estatus de lengua oficial regional a pesar de la decisión tomada por el Parlamento un día después del derrocamiento de Yanukóvich.
Entonces, tras tres meses de revuelta popular en Kiev, los diputados anularon la ley de 2012 que permitía la coexistencia del ruso con el ucraniano como lenguas oficiales en las regiones rusohablantes, aunque el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, se negó a promulgar la nueva norma.
No pudo evitar, sin embargo, el malestar en todo el sureste ucraniano y en otras zonas del país, como Odessa, donde el ruso predomina sobre el ucraniano. En cualquier caso, son muchos en Donetsk y Lugansk los que no se conforman con el actual estatus del idioma ruso, incluso reconocido como lengua regional. "En mi ciudad, de unos 70.000 habitantes, sólo hay dos colegios donde todas las clases se imparten en ruso. Y eso que todos somos rusohablantes. Otros veinte colegios, entre ellos al que va mi hija, dan clases en ucraniano", se queja Elena, que vino desde Torez, a unos 60 kilómetros de Donetsk.