Washington. Los actos conmemorativos del asesinato hace 50 años del presidente de EEUU John Fitzgerald Kennedy comenzaron ayer en Washington con una austera ceremonia castrense frente a su tumba en el cementerio militar de Arlington. Un grupo de gaiteros, como los que tocaron el día de su funeral y como los que el presidente invitaba siempre que podía a las cenas y actos presidenciales, rompieron el silencio del camposanto en el que yacen 300.000 soldados estadounidenses.

A las 8.30 de la mañana, con discretos honores militares se hizo una ofrenda floral en memoria de Kennedy. Excombatientes, militares y civiles empezaron a desfilar en una mañana gris y fría en Washington para rendir homenaje al gobernante frente a la llama eterna que marca el lugar donde están enterrados "Jack" y su esposa "Jackie", fallecida en 1994.

Las banderas ondearon a media asta en el Capitolio y la Casa Blanca, donde Obama se reunió en privado en la Casa Blanca con líderes y voluntarios del programa Cuerpo de Paz, creado por Kennedy.

El miércoles, el presidente, su esposa, Michelle, y el expresidente Bill Clinton y su esposa y ex secretaria de Estado Hillary homenajearon al asesinado presidente con una visita a su tumba. Los Obama y los Clinton, acompañados por algunos miembros del clan Kennedy, depositaron una corona de flores para un presidente que, según Barack Obama, "cincuenta años más tarde, es recordado para la posteridad como era en vida: joven, audaz y osado".