Beirut. Un atentado reivindicado por el grupo yihadista Brigadas de Abdalá Azzam, próximo a Al Qaeda, causó ayer al menos 23 muertos frente a la embajada iraní en Beirut, en una nueva acción dirigida contra las fuerzas que apoyan al régimen sirio en el país vecino. Además de los fallecidos, entre ellos un diplomático iraní, 145 personas resultaron heridas por las dos explosiones suicidas registradas junto a la sede diplomática en el barrio de Al Yinah, ubicado en el sur de la capital libanesa y feudo del grupo chií Hezbolá.

Varios edificios fueron destruidos y numerosos vehículos quedaron destrozados por la potente detonación en esa zona de mayoría chií, tomada inmediatamente tras el atentado por combatientes de Hezbolá y militares libaneses. Al lugar se trasladaron ambulancias para socorrer a las víctimas, así como el ministro libanés de Sanidad, Hasan Jalil, y varios responsables del movimiento chií Amal. Una de las víctimas, Basan Haidar, que presentaba heridas en la cabeza y el vientre, explicó que la primera detonación se produjo en la puerta de la embajada y luego sintió la segunda, cuando se disponía a ayudar a los afectados.

"Con la primera explosión, el vehículo en el que estaba se elevó medio metro del suelo. Lo dejé y salí corriendo", afirmó por su parte Hasan, de profesión cocinero, quien dijo que vio a personas carbonizadas en el suelo. Según ha confirmado el Gobierno iraní, entre los fallecidos se encuentra el agregado cultural de la embajada, Ebrahim Ansari, que fue ingresado tras las explosiones en un hospital en estado de extrema gravedad y murió horas más tarde.

Los ataques también causaron la muerte de dos civiles iraníes vecinos del barrio y heridas a varios guardias de la sede, que intentaron impedir que los terroristas irrumpieran en el complejo. El Ejército confirmó que un suicida hizo estallar una carga explosiva mientras conducía una moto, y posteriormente una segunda persona hizo lo mismo desde un todoterreno. Las Brigadas de Abdalá Azzam, vinculadas a Al Qaeda, reivindicaron la acción y amenazaron con llevar a cabo más ataques en Líbano hasta que Irán retire a sus fuerzas de Siria, donde combaten del lado de las tropas del presidente Bashar al Asad.

"Fue un doble atentado en el que dos de nuestros héroes, suníes del Líbano, se sacrificaron como mártires", escribió en Twitter Sirajedin Zreikat, un responsable del grupo, que también exigió la liberación de sus milicianos de las cárceles libanesas. Creadas en 2009, las Brigadas de Abdalá Azzam se han atribuido en el pasado ataques con proyectiles contra Israel y deben su nombre al mentor del fallecido jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden, e impulsor de la yihad global.

Calma y unidad Las autoridades libanesas llamaron a la calma y a la unidad para evitar los intentos de desestabilizar el país. El primer ministro designado del Libano, Tamam Salam, aseguró que "la mejor respuesta es la paciencia, la moderación y el fortalecimiento de la unidad nacional para hacer frente a los planes diabólicos". Del mismo modo, el jefe de Gobierno saliente, Nayib Mikati, afirmó que lo sucedido tiene el objetivo de "desestabilizar la escena libanesa para enviar mensajes políticos".

Mikati comparó este atentado con otras explosiones similares ocurridas en los últimos meses en Beirut y en la ciudad septentrional de Trípoli, que se saldaron con decenas de muertos. A mediados de agosto, una veintena de personas falleció en un ataque con coche bomba cerca de un centro de reuniones utilizado por Hezbulá en el sur de la capital.

Pese a la reivindicación del grupo yihadista, Irán acusó a "Israel y sus mercenarios" de estar detrás de los dos atentados suicidas, al igual que hizo el jefe del grupo parlamentario del grupo chií Hezbolá, Mohamad Raad, que criticó a sus responsables de "amenazar la unidad nacional". El Gobierno de Damasco también se sumó a las reacciones de repulsa y apuntó que ese "acto terrorista cobarde" refleja la implicación de quienes "instan al terrorismo, lo preservan y lo financian en la región".

Contagio La violencia sectaria entre suníes y chiíes y el terrorismo han aumentado en Líbano desde el inicio del conflicto sirio, que ha polarizado a los libaneses entre partidarios y detractores del régimen de Al Asad. Hasta ahora, los atentados contra políticos era algo que se había visto repetidamente, pero que decenas de civiles mueran en un atentado suicida, no. Es por ello que preocupa y mucho el nuevo atentado registrado en Beirut, que pone una vez más de manifiesto que Líbano está enfangada en la guerra siria. Hezbolá envía a miles de combatientes cuando las tropas del presidente sirio Al Asad necesitan un refuerzo. Asimismo, grupos más o menos radicales suníes ayudan a los insurgentes en el país vecino y todo ello repercute en la situación de Líbano.

Tan solo el horror de la propia guerra civil, que entre 1975 y 1990 obligó a huir del país a cientos de miles de libaneses, ha impedido que las milicias vuelvan a dispararse unas a otras. Después de que las Brigadas de Abdalá Azzam asumieran el doble atentado de ayer, los políticos suníes intentan evitar que se agraven las tensiones entre su grupo religioso y los chiíes de Hezbolá, aliados de Irán. "Paciencia y a apretar los dientes", recomendó Tammam Salam.