manila. El Gobierno filipino se defendió ayer de las críticas recibidas por la lentitud con la que está haciendo llegar la ayuda humanitaria a las víctimas del tifón Haiyan y, tras reconocer que se ha visto superado por el desastre, garantizó la llegada masiva de suministros en las próximas horas. El Ejecutivo, que anteayer admitió la "pesadilla logística" en que se ha convertido la gestión del desastre, consiguió restablecer la mayoría de comunicaciones por carretera y por mar, y aumentar la capacidad de transporte por vía aérea, que se efectúa a través de los aeropuertos de CebU y Guiuan.

"Estamos en condiciones de garantizar que la distribución de ayuda alcance a todas los municipios de Leyte", dijo el secretario de la Oficina de Comunicaciones de la Presidencia, Herminio Coloma. "El sistema está claro. Lo que pasa es que las necesidades son enormes. Debido a la fuerza del tifón, los preparativos, aunque fueran masivos, no sirvieron de nada", dijo el secretario del Interior, Manuel Roxas, a Radyo Inquirer. "Lo importante es que estos trabajos de rescate están organizados y poco a poco estamos consiguiendo enviar la ayuda a nuestra gente", añadió Roxas.

Varias de las carreteras continuaban cortadas ayer y el suministro eléctrico no se consiguió restablecer en algunas zonas de Leyte y Samar, las más afectadas, lo que ralentiza el envío de los materiales de auxilio enviados por la comunidad internacional. El portavoz de las Fuerzas Armadas filipinas, Jim Alago, aseguró que tienen "suficiente material" y que una vez establecida la situación en los aeropuertos de Guiuan y Tacloban se dirigirán hacia las islas y zonas más remotas. El subsecretario del Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres, Eduardo del Rosario, aseguró además que las autoridades pusieron en marcha una distribución masiva de material a través de agencias nacionales debido al colapso de los gobiernos locales, mermados por las pérdidas sufridas.

FRUSTRACIÓN Por otra parte, La ONU instó ayer a las autoridades locales y a las organizaciones internacionales a entregar con más rapidez la ayuda que aún no ha llegado a miles de afectados por el tifón Haiyan. La secretaria general adjunta de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, que ante ayer visitó las áreas arrasadas en Tacloban, expresó su frustración por que gran parte de los suministros se encuentran estancados en Manila.

"Espero que en las próximas 48 horas esto cambie de forma significativa. Tengo la sensación de que hemos fallado a mucha gente", declaró Amos, de vuelta en Manila tras inspeccionar los efectos del tifón que golpeó el archipiélago el pasado viernes. Sin embargo, Naciones Unidas no culpó a las autoridades filipinas, de las que han dicho que "han hecho un trabajo tremendo en unas circunstancias extremadamente difíciles", en palabras del portavoz de la Secretaría General, Martin Nesirky. Al menos 4.460 personas han muerto y otras 3.853 han resultado heridas en Filipinas, principalmente en las islas de Leyte y Samar, según el último recuento oficial de víctimas del tifón Haiyan.