Teherán. Irán y el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) firmaron ayer un acuerdo que amplía la capacidad de inspección de ese organismo de la ONU en las instalaciones iraníes y abre a su vigilancia el reactor de agua pesada de Arak y la mina de uranio de Gachin. El acuerdo fue firmado durante la entrevista que el director general de la agencia de la ONU, Yukiya Amano, mantuvo ayer en Teherán con el presidente de la Organización de Energía Atómica de Irán, Alí Akbar Salehi, y fija las acciones concretas a realizar a corto plazo. "Las medidas prácticas serán implementadas en los próximos tres meses a partir de ayer", anunció Amano en una rueda de prensa con Salehi. En ese plazo, las partes deberán "intercambiar información relevante mutuamente acordada y gestionar el acceso a la mina de Gachin", en Bandar Abás y a la "planta de producción de agua pesada" de Arak.
Además, Teherán estará obligado a entregar información sobre todos sus nuevos reactores de investigación y sobre la identificación de 16 lugares que han sido designados por la República Islámica para la construcción de nuevas plantas nucleares. También deberá clarificar sus anuncios sobre instalaciones adicionales de enriquecimiento de uranio y de tecnología para el enriquecimiento láser.
Ambas partes se comprometen en el documento a "fortalecer su cooperación y diálogo" para garantizar al mundo que el programa nuclear iraní es de naturaleza "exclusivamente pacífica". Las autoridades iraníes deberán someter ahora su programa nuclear a una mayor transparencia, mientras la agencia internacional se compromete a tener en cuenta las preocupaciones de seguridad iraníes y a proteger la información confidencial a que tenga acceso. El organismo internacional con sede en Viena trataba desde hace años de lograr el acceso a las instalaciones de Arak y Gachín.
Sin embargo, el acuerdo de ayer no menciona otro punto fuerte del contencioso entre Irán y la agencia nuclear: la entrada a la base militar de Parchín, a las afueras de Teherán. En reiteradas ocasiones el OIEA ha solicitado sin éxito el acceso a esta base, donde varias agencias de Inteligencia occidentales han indicado que podrían haberse realizado en el pasado experimentos para construir armas atómicas.
Irán niega las acusaciones y rechaza abrir el lugar argumentando que Parchín no es una instalación nuclear y que, además, ya permitió la entrada de inspectores en 2005. Como signatario del Tratado de No Proliferación (TNP), Irán está obligado a permitir la inspección de sus instalaciones específicamente nucleares, pero no ha firmado el Protocolo Adicional, por lo que puede denegar la entrada a lugares que no haya declarado que estén directamente relacionados con la energía atómica.
Un paso importante Amano señaló en Teherán que lo acordado ayer es "un paso adelante importante", pero señaló que queda aún trabajo por hacer y que es su responsabilidad "resolver los asuntos pendientes" y las diferencias "presentes y pasadas". Por su parte, Salehi dijo que la firma de ayer prueba la decisión de Irán de demostrar que el "caso nuclear" es inventado.
El OIEA acusó en múltiples ocasiones a Irán de no colaborar suficientemente e insistió en que tiene informaciones que apuntan sospechas de que el programa nuclear iraní podría tener una vertiente armamentista. Con este primer acuerdo con el organismo atómico Teherán se acerca más a un pacto global con la comunidad internacional para calmar los temores que ha levantado en la última década su programa nuclear, que ha avanzado año tras año fuera del alcance de las inspecciones reclamadas.
El presidente de OEA de Irán, Alí Akbar, y el director de la agencia de la ONU firman el acuerdo en Teherán. Foto: afp