EL Cairo. Las fuerzas de seguridad y el ejército egipcios fueron ayer blanco de ataques que se saldaron con una decena de muertos, al día siguiente de que la policía reprimiera de forma brutal las protestas de los islamistas. Horas después de que se restaurara la calma en El Cairo, epicentro de las manifestaciones, hombres armados asaltaron una patrulla del Ejército en la localidad de Abu Zuer, en la provincia de Ismailiya, junto al canal de Suez.
Seis soldados fallecieron en este ataque, el más grave de los registrados en los últimos meses contra las Fuerzas Armadas fuera de la conflictiva península del Sinaí, lo que eleva los temores a una eventual escalada terrorista. Poco después, en la ciudad de Tur, en el sur del Sinaí, la explosión de un coche bomba frente a la sede de la Dirección de la Seguridad Central causó la muerte a tres agentes, cuando en el interior del complejo se celebraba una reunión de altos cargos.
Dos civiles perecieron también en este ataque, según una fuente de los servicios de seguridad, que agregó que medio centenar de personas sufrieron heridas, entre ellas el general Hatem Amin, asistente del jefe de la Seguridad Central provincial.
Las primeras pesquisas apuntan a que el atentado fue perpetrado con un vehículo de la policía robado recientemente y conducido por un suicida. El Sinaí es escenario desde hace dos años y medio de ataques contra las fuerzas de seguridad egipcias, aunque normalmente estos suelen tener lugar en el norte de la península, donde la actividad de los grupos yihadistas es más intensa.
Además de los ataques contra el Ejército y la Policía, desconocidos dispararon también dos cohetes RPG contra un centro de emisiones por satélite en El Cairo. No se registraron víctimas en este ataque, que si provocó daños materiales limitados en las instalaciones, situadas en el barrio de Maadi, en el sur de la capital. El fiscal general ordenó acelerar las investigaciones sobre este caso.