Dublín. El electorado irlandés rechazó por un estrecho margen en el referéndum celebrado el viernes la abolición del Senado con un 51,7% de los votos, según confirmó ayer la Comisión del plebiscito. Los datos oficiales dados a conocer ayer indicaron que los votos a favor de la propuesta del Gobierno para eliminar la Cámara Alta del Parlamento nacional alcanzaron el 48,3% en la consulta celebrada ayer. El rechazo a la abolición del Senado, compuesto por sesenta miembros, se impuso de forma más clara en las doce circunscripciones de Dublín, mientras que en el resto del país, que cuenta con un electorado de poco más de tres millones de personas, el resultado fue mucho más ajustado.
La derrota supone un duro golpe para el Gobierno de coalición entre conservadores y laboristas, que durante la campaña había hecho referencia al alto coste del Senado, unos 20 millones de euros anuales, y a su irrelevancia en la política nacional. Pocos días antes de la consulta, las encuestas daban como clara ganadora a la propuesta de abolición, que contaba con el apoyo de todos los partidos nacionales excepto el Fianna Fail, la principal formación de la oposición, que abogaba por su mantenimiento para someterlo posteriormente a una profunda reforma.
Mantenerlo y transformarlo El líder de ese partido, Micheal Martin, afirmó ayer que el primer ministro, el democristiano Enda Kenny, debe comprometerse ahora a transformar la Cámara Alta irlandesa. "El resto del sistema político va a cambiar, nosotros trabajaremos con todos para asegurar que cumplimos con lo que hemos defendido, que hay posibilidad de legislar para reformar el Senado", apuntó Martin.
Entre los factores que han podido influir en la derrota del Gobierno, los expertos destacan la baja participación, que se situó en el 39%, lo que por lo general beneficia a las posiciones minoritarias, más motivada para acudir a las urnas.
Señalan, además, que se podría tratar de un voto de castigo para un Ejecutivo erosionado por sus políticas de austeridad, consecuencia del rescate solicitado en 2010 a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.
No obstante, ese programa de ayuda llegó durante el Gobierno del Fianna Fail, por lo que también se apunta a que el electorado entiende que, a pesar de sus limitados poderes, el Senado es todavía un órgano necesario para vigilar y asesorar al poder.
Establecido en 1937 en su actual forma, el Senado tiene poderes para efectuar recomendaciones sobre un proyecto de ley y, aunque no puede bloquearlo, puede retrasar el proceso durante un periodo de hasta tres meses.