la haya. Un equipo de veinte expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) empezará mañana la operación para destruir las armas químicas en Siria, que en su primera fase se centrará en la verificación de la cuantía del arsenal.

Fuentes de la OPAQ indicaron además que también "mantendrán contactos con altos cargos políticos" de Siria. Por su parte, el presidente sirio, Bachar al Asad, afirmó que "no tendría reparos" en dejar la jefatura de Estado si ello contribuyera a mejorar la situación en el país, pero dijo que no piensa hacerlo en medio del actual conflicto armado. El líder sirio insistió en que no fue su Ejército, sino la oposición armada la que empleó armas químicas contra civiles el pasado 21 de agosto. También confirmó la disposición de poner su arsenal químico bajo control internacional, como exige la ONU acorde a la iniciativa de Rusia y EEUU, si bien expresó sus recelos respecto a los "problemas técnicos" a la hora de llevar a cabo este proceso ante la presencia en el país de "terroristas", en alusión a la oposición armada.

Por otra parte, Al Asad se mostró dispuesto a entablar negociaciones con la oposición en la esperada conferencia de paz Ginebra II, pero solo en caso de que "renuncien a las armas". Si los rebeldes están armados, "no son oposición, son terroristas", aseguró. "No podemos discutir con terroristas, con Al Qaeda y sus afiliados", enfatizó.