ROMA. En este sentido, ha instado a "fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios", que después favorecerá el camino ecuménico. También ha precisado que esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo", por lo que es necesario "pedirla con perseverancia en la oración".

Así, ha recordado que en la oración del Credo se profesa que la Iglesia "es una" y ha explicado que "en efecto, la Iglesia es única y es en sí misma unidad, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades".

En esta línea, el Papa ha recordado la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, donde fue posible ver "tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de procedencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo".

De este modo, ha preguntado a los asistentes cómo viven, si encerrados en sí mismos o en su grupo o si se preocupan por los demás, aunque estén lejos, incluso si rezan por ellos, especialmente por los cristianos perseguidos.

En su saludo a los peregrinos de lengua española, se ha detenido en particular en las peregrinaciones diocesanas de Tarazona, con su obispo Eusebio Hernández, y de Tortosa, con su obispo, Enrique Benavent, así como a la comunidad del Colegio Mexicano de Roma y a los demás grupos venidos de España, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y otros países latinoamericanos.

En su saludo a los peregrinos de lengua polaca, el Papa ha apuntado que "la Iglesia es una, tiene un sólo Señor y nace de un solo bautismo" por lo que todos construyen la Iglesia y les ha deseado que "Dios les conceda la fuerza del Espíritu para saber llevar el amor y la paz donde hay pecado, división, discordia y odio" y ha pedido "ser apóstoles de la misericordia y de la reconciliación".