donostia. "Esperamos que todo esto suponga un punto de inflexión, y el inicio de un proceso para colocar las desapariciones de saharauis en el marco internacional". Las palabras corresponden a Carlos Martín Beristain, médico y doctor en psicología social, y se refieren a la reciente exhumación de los cuerpos de ocho saharauis desaparecidos, en la región de Smara, a menos de un kilómetro del muro construido por Marruecos en 1982. "Este caso, científicamente contrastado, pone en contradicción la información oficial sobre el destino de los desaparecidos con el de, al menos, cuatro de los saharauis cuyos cadáveres han sido exhumados", agregó ayer Martín.
Recogió sus palabras Djimi Elhalia, una abanderada de la defensa de los derechos humanos saharauis, encarcelada en 1981 por la policía marroquí y posteriormente elaborada. Notablemente emocionada, subrayó que "todos los resultados que proporcionó Marruecos en su informa resultan falsos". "En diciembre de 2010, publicaron un listado en el que estaban incluidas cuatro de las ocho personas recientemente halladas en las fosas. De ellas se dice en el documento que fueron trasladadas a un cuartel militar, y que después encontraron un nuevo destino en el que terminaron falleciendo. Es falso, porque les acabamos de encontrar en otro lugar".
pruebas En lenguaje coloquial, les han pillado. Existen pruebas científicas de que los informes de Marruecos sobre desparecidos saharauis (la lista es de unos 400) no son correctos. Y esta fue ayer la principal razón por la que la esperanza presidió en el Museo San Telmo de Donostia la puesta de largo de Meheris. La esperanza posible, el proyecto resultante de una investigación llevada a cabo por el Instituto Hegoa, la Fundación Aranzadi y la UPV/EHU. Todo comenzó en febrero de 2013, cuando un pastor encontró unos restos humanos esparcidos sobre la arena en Fadret Leguiaa, en la región de Smara, muy cerca del citado muro construido por Marruecos. Un equipo se desplazó desde Gipuzkoa a tierras saharauis el pasado mes de junio, y su trabajo se tradujo en las mencionadas conclusiones. Es decir, en evidentes contradicciones entre los informes de Marruecos y la cruda realidad.
La explicación más técnica la proporcionó el médico forense Paco Etxeberria, presidente de Aranzadi, y cuya popularidad ha trascendido las fronteras guipuzcoanas a raíz de su colaboración en el caso José Bretón. Etxeberria relató que en la zona desértica en la que se hallaron los restos óseos (a unos 400 kilómetros de la costa) se hallaron dos fosas, una con seis personas y otra con dos. "La identificación de los cadáveres ha sido plena, y corroborada por análisis de ADN eficazmente resueltos. También ha sido plena la determinación de las causas de las muertes, por varios motivos. Existen perforaciones por arma de fuego en sus ropas. También hay evidencias de esos impactos en los huesos. Y además también se han encontrado casquillos".
A todas las evidencias científicas sobre la comisión de ejecuciones extrajudiciales, cabe añadir además el testimonio de un testigo presencial, Aba Ali, presente en el lugar de los hechos. Estos ocurrieron el 12 y el 13 de febrero de 1976, y este saharaui fue detenido junto a otros dos compañeros. Presenció cómo ambos eran asesinados con sendos disparos en la cabeza, tras lo que consiguió escapar. Ahora, la recopilación de todo este material supone la fijación de dos objetivos, a los que se refirió durante el acto de ayer el presidente de Euskal Fondoa, la asociación de entidades locales vascas cooperantes. "Por un lado, queremos poner de manifiesto el olvido del caso del Sahara Occidental, un pueblo que cuenta con 400 personas desaparecidas. Y por otro, también pretendemos posibilitar la búsqueda de una salida política para el conflicto".
La representación institucional en el acto, que contó con la presencia de integrantes de los distintos grupos políticos con representación en Gipuzkoa, estuvo liderada por el diputado general, Martin Garitano, y por el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre. El primer edil de la capital subrayó que todo el trabajo expuesto "documenta y evidencia una realidad de la que antes no había pruebas, pero que ahora afronta un punto de inflexión en la historia del pueblo saharaui". Por su parte, Martin Garitano solicitó "verdad, reparación y justicia para las víctimas de las vulneraciones de los derechos humanos en el Sahara". "Este caso debe suponer una llamada de atención a gritos de cara a la realidad internacional", dijo.