san petesburgo. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, afirmó ayer que su país ayudará a Siria en caso de un ataque militar exterior. "¿Vamos a ayudar a Siria? Sí", afirmó Putin en respuesta a una pregunta sobre qué hará Moscú en caso de una intervención militar exterior en Siria, en la rueda de prensa final de la cumbre del G20 en San Petersbugo. Putin agregó: "Ya estamos ayudando. Suministramos armas y cooperamos en el terreno económico". "Confío en que habrá más cooperación en el ámbito humanitario incluido los suministros de ayuda a la población civil que está en una situación muy difícil", dijo. Además, aseguró que los planes de Estados Unidos de lanzar un ataque "limitado" a Siria sólo cuentan con el respaldo de cinco países del G20.

Putin enumeró a Francia, Canadá, Turquía, Arabia Saudí y el Reino Unido, aunque destacó que el Parlamento de este último país "atendiendo a la voluntad del pueblo" manifestó su rechazo a la acción militar contra el país árabe. Mientras, aseguró que los que "estuvieron categóricamente en contra (de la guerra) son: Rusia, China, India, Indonesia (...), Argentina, Brasil, Sudáfrica e Italia".

"La canciller federal de Alemania (Angela Merkel) también actúa con mucha cautela. Alemania no tiene intención de participar en ninguna acción militar", aseguró.

Putin resaltó que incluso en los países que apoyan la acción militar contra Damasco la opinión pública está mayoritariamente en contra de esos planes. Además, destacó que el Papa Francisco también ha expresado su oposición a una intervención militar occidental en el país árabe. "Recuerdo que el uso de la fuerza contra una Estado soberano es posible exclusivamente en el caso de que sea en defensa propia y Siria, como es sabido, no ataca a EE.UU. Y, en segundo lugar, si hay una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU", señaló. Agregó que "como dijo ayer una de las participantes en nuestro debate, aquellos que actúan de otra manera se ponen fuera de la ley". "No quiero ni pensar en qué otro país pueda ser víctima de una agresión externa", respondió a la pregunta sobre cual sería el próximo en la lista de posibles objetivos de una intervención militar occidental. Putin advirtió de que una eventual acción militar contra Siria dificultaría enormemente la solución al problema nuclear en la península coreana. "En estas condiciones, traten de convencer a los norcoreanos de renunciar a su programa nuclear. ¡Vamos, chicos, entreguen sus armas!", dijo.

la mayoría de la UE, con la onu Los países de la Unión Europea defendieron ayer la importancia de abordar en Naciones Unidas la respuesta al uso de armas químicas en Siria, pero no se pronunciaron en contra de los planes de Estados Unidos para actuar sin el aval del Consejo de Seguridad. Los Veintiocho responsabilizan al régimen de Bachar al Asad del ataque en las afueras de Damasco el pasado 21 de agosto en el que habrían muerto más de 1.400 civiles, y, con toda una serie de distintos matices, apoyan una respuesta contundente.

Esa fue la postura expresada ayer por gran parte de los Estados miembros, cuyos ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores mantuvieron sendas reuniones en Vilna en las que abordaron la crisis siria a la espera del encuentro que los jefes de la diplomacia mantendrán hoy con el secretario de Estado norteamericano. Kerry viajará a la capital lituana en busca de apoyo al ataque previsto por EEUU contra Siria en respuesta al empleo de armas químicas, en el que por ahora un único país europeo, Francia, tiene previsto participar.

obama convence a rajoy Washington obtuvo ayer el apoyo explícito de España y de Italia, que firmaron un comunicado conjunto de once países en favor de una "fuerte respuesta internacional" al uso de armas químicas en Siria y de las iniciativas estadounidenses, aunque no lo apruebe el Consejo de Seguridad de la ONU por el cloqueo ruso y chino.

El mensaje político de la UE, sin embargo, es importante para Washington, a la luz de la división registrada en el G20 en San Petersburgo (Rusia), donde el presidente Barack Obama no logró acercar posturas con su homólogo ruso, Vladímir Putin, que hasta ahora ha bloqueado toda resolución contra Damasco en la ONU.

La UE, en general, no se opone a una respuesta militar estadounidense, pero quiere que el asunto se debata antes en Naciones Unidas sobre la base del informe que preparan los inspectores de la ONU que analizan el ataque químico en Siria, tal y como exigieron ayer varios ministros. A priori, ese podría ser el mensaje que lance hoy la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, como postura del bloque al término de la reunión ministerial y como punto de entendimiento común entre los Veintiocho, que evitarían así aparecer divididos.

Por ahora, esa fue exactamente la línea expresada ayer por Alemania, que se encuentra a mitad de camino entre los países más favorables a un ataque y aquellos que mantienen más reticencias. El ministro germano de Exteriores, Guido Westerwelle, subrayó la importancia de esa investigación "independiente" dado que "hay otros países importantes" en el mundo que, a diferencia de europeos y estadounidenses, "tienen dudas" sobre la responsabilidad de Al Asad. Los grandes países de la UE, con mayor o menor entusiasmo, respaldan la línea de la Administración Obama, con Francia y el Reino Unido como los más importantes apoyos.

París, en todo caso, esperará a conocer el informe de la ONU antes de decidir su participación definitiva, a pesar de que el jefe de su diplomacia, Laurent Fabius, le restó ayer importancia al considerar que no aportará nuevos elementos.

Londres, mientras, reiteró todo su apoyo a una "respuesta firme", pero no intervendrá tras el no a la intervención de su Parlamento.

Pese a la práctica imposibilidad de que una resolución prospere en el Consejo de Seguridad de la ONU, un buen número de ministros europeos subrayaron ayer la importancia de que el asunto al menos sea planteado en las Naciones Unidas. "Yo pido que hagamos todo para tener este debate en el Consejo de Seguridad", señaló el ministro luxemburgués, Jean Asselborn, una postura que también expresaron el holandés Frans Timmermans y el sueco Carl Bildt.