berlín. El Gobierno alemán se propone borrar la sombra de la Guerra Fría en sus relaciones con Washington con un pacto de "no espionaje" mutuo, a modo de código de conducta y en medio de las sospechas de observación masiva de EEUU a sus aliados. La negociación del acuerdo está en marcha a escala de expertos de ambos países, afirmó ayer el ministro alemán de la Cancillería, Ronald Pofalla, tras comparecer ante la comisión de control parlamentario.

Pofalla aseguró que el Ejecutivo alemán no tiene "el menor indicio" de que se haya producido un "espionaje masivo" sobre Alemania ni tampoco de que las acciones de la NSA (Agencia Nacional estadounidense de Seguridad) hayan vulnerado "las leyes alemanas" en territorio germano. "Existe una transferencia de datos entre la inteligencia de uno y otro país limitada a casos excepcionales y concretos", añadió el ministro tras su comparecencia a puerta. "Solo puedo decir que, gracias a la cooperación por otro lado habitual entre los servicios de inteligencia de dos países aliados, se han impedido entre tres y cuatro atentados semanales contra las tropas en Afganistán", añadió.

"El proceder es correcto, la colaboración impecable y no hay huella de que se haya generado un ciberespionaje masivo a millones de ciudadanos alemanes a través de mails, teléfonos móviles ni otros formatos, sostuvo el ministro". Desde esa "certeza absoluta", el responsable de la coordinación de los servicios secretos alemanes pasó a anunciar el pacto de "no espionaje", como pauta de conducta a seguir entre aliados. Con este acuerdo parece buscarse zanjar una discusión que amenaza con acompañar toda la campaña electoral, hasta los comicios generales del 22 de septiembre.

Balones fuera Por ello Pofalla recordó que el actual acuerdo en la materia no lo firmó el actual gobierno, sino su predecesor socialdemócrata en 2002. Los intentos socialdemócratas por explicar por qué se selló ese memorando y el alcance de sus términos quedaron abortados por las filas gubernamentales. A Steinmeier -ministro de Exteriores en la primera legislatura de Merkel y actualmente jefe del grupo parlamentario socialdemócrata- no se le autorizó a declarar, con el argumento de que Pofalla tenía que responder a más de 100 preguntas.