washington. El fiscal general de Estados Unidos (cargo equivalente al de ministro de Justicia), Eric Holder, aseguró ayer que la filtración a la agencia de prensa Associated Press (AP) que motivó el pinchazo y el registro secreto de conversaciones telefónicas a 100 periodistas por parte de su Departamento, "es una de las más serias" que ha visto. "Es una de las dos o tres filtraciones más serias que he visto", dijo Holder, quien aseguró, además, que "puso en peligro a los ciudadanos de Estados Unidos" y requirió "medidas muy agresivas" para investigarla.
Pero eso es todo lo que contó de un caso del que se quiso desmarcar por completo. En una rueda de prensa breve y caótica, Holder se lavó las manos en este asunto y afirmó que la polémica decisión de pinchar los teléfonos no fue suya. En ese caso, el responsable sería de su número dos, a quien ni citó ni piensa comparecer ante los medios. Preguntado sobre si se siguieron los procedimientos legales para actuar de esta manera, Holder insistió en que no sabía nada, pero que se fiaba de su gente.
Para pedir la información que recabó de los periodistas, el Departamento de Justicia debe contactar con los responsables del medio en cuestión para pedir permiso, a no ser que considere que esa opción pone en peligro una investigación.
Al parecer, éste era el caso, aunque Holder tampoco ha dicho por qué. La agencia AP confirmó que el Departamento de Justicia le informó el pasado viernes de que había pinchado los teléfonos de muchos de sus periodistas entre abril y mayo del pasado año. "Es una intromisión enorme y sin precedentes" en el desempeño de nuestro oficio, señaló en un comunicado. "Estos registros revelan potenciales comunicaciones con fuentes confidenciales a lo largo de un periodo de dos meses en todas las actividades de recopilación de información llevadas a cabo por AP", indicó Gary Pruitt, consejero delegado de la primera agencia de noticias del país, en una misiva dirigida a Holder.
De acuerdo con AP, los investigadores federales recopilaron información, sin advertirlo a la agencia, de al menos 20 de sus líneas telefónicas en abril y mayo de 2012 sobre las llamadas salientes desde sus oficinas en Nueva York, Washington y Hartford (Connecticut).
Ronald Machen, quien trabaja para el Departamento de Justicia en Washington, fue quien reveló a AP en una carta el pasado viernes que la fiscalía federal había obtenido los registros.
Según revelaron varios medios ayer, Machen dirige una investigación sobre la filtración de información clasificada acerca de un complot de la red terrorista Al Qaeda que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) frustró el pasado año en Yemen, y cuyo objetivo era detonar una bomba dentro de un avión con destino Estados Unidos. Un artículo de AP publicado la primavera pasada informó de los detalles de la operación, lo que dio origen, supuestamente, a la investigación para hallar el origen de la filtración
Congresistas demócratas y republicanos reprobaron las prácticas atribuidas al Departamento de Justicia sobre Associated Press (AP). El presidente del Comité Judicial del Senado, el demócrata Patrick Leahy, dijo estar "muy preocupado" por las acusaciones. "La carga recae siempre sobre el Gobierno cuando tratan de buscar información privada, especialmente la información relativa a la prensa o a sus fuentes confidenciales. Quiero saber más sobre este caso, pero en principio me preocupa que el Gobierno no haya cumplido con esa responsabilidad", dijo Leahy.
El presidente del Comité Judicial de la Cámara, el republicano Bob Goodlatte, aseguró que pedirá explicaciones al secretario de Justicia, Eric Holder.
El presidente de EEUU, Barack Obama, es "un firme defensor de la libertad de prensa" y está a la espera de más información sobre la investigación del Departamento de Justicia en el trabajo de Associated Press, indicó la Casa Blanca. Numerosas asociaciones de prensa de todo el mundo, medios de comunicación y profesionales condenaron también el espionaje.