Bogotá. El Gobierno de Colombia y las FARC reanudaron ayer en La Habana su diálogo de paz, centrado aún en la cuestión agraria, con nuevas propuestas de la guerrilla, que ahora plantea "garantizar la soberanía alimentaria" de la población colombiana. Los negociadores del presidente Juan Manuel Santos y del grupo insurgente vuelven a las conversaciones después de una semana de receso que ha estado marcada por el operativo de liberación de los dos soldados y el policía secuestrados por este grupo guerrillero a finales de enero.

Éste ha sido el primer proceso de liberaciones que se produce desde que los rebeldes y el Gobierno comenzaron a negociar para intentar poner fin al conflicto armado que padece Colombia desde hace casi medio siglo. Los delegados de Santos han vuelto a La Habana conscientes de que el diálogo se desarrolla "en medio de dificultades de orden público" en Colombia, firmes en su posición de rechazar un alto el fuego bilateral y con la voluntad de "mantener la celeridad en las conversaciones, según dijo el domingo Humberto de la Calle, exvicepresidente y jefe de los negociadores gubernamentales.

Los diálogos continúan centrados en el primer punto de la agenda pactada para las conversaciones: la cuestión de la tierra, un complejo asunto que figura en el origen del conflicto colombiano. La delegación de las FARC inauguró esta ronda de diálogo presentando una nueva serie de propuestas relacionadas con ese punto, en este caso para "garantizar la soberanía alimentaria y el buen vivir de la población". La guerrilla reclama la "constitucionalización" de la soberanía alimentaria y el reconocimiento de la alimentación como un derecho fundamental. Las FARC abogan por considerar "política prioritaria" la erradicación del hambre y la desnutrición y plantean un Programa Especial de Hambre Cero que esté dotado con fondos equivalentes al 1% del PIB "provenientes de la reducción del actual gasto en seguridad y defensa".