Roma. El dimisionario primer ministro italiano, Mario Monti, aplazó ayer por un día una reunión prevista con los partidos de centro que respaldan el programa político que presentó el lunes, aunque siguió sumando apoyos para su entrada en política en los comicios de febrero de 2013 con el espaldarazo recibido por parte del Vaticano. El diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, publicó ayer un artículo titulado La entrada en política del senador Monti, firmado por Marco Bellizi, en el que expresa su apoyo al jefe del Gobierno tecnócrata en funciones, al tiempo que considera que se trata de "una llamada a recuperar el sentido más alto y noble de la política".
"Anunciando su compromiso con la política, Monti pretende abrir la segunda fase de un programa reformador que ha sido solo esbozado en el último año sobre la base de la coyuntura financiera", reza el artículo del diario vaticano. Este nuevo apoyo se suma al expresado por movimientos políticos y partidos de centro, y llega, además, después de que, el pasado 23 de diciembre, Monti anunciara su disponibilidad para guiar a las fuerzas políticas que adoptasen su programa político para el país de cara a los próximos comicios generales, previstos para el 24 y 25 de febrero.
Precisamente, se espera que hoy el jefe de Gobierno en funciones mantenga diferentes reuniones, tanto con las fuerzas centristas -inicialmente, previstas para ayer-, como con algunos de sus ministros que ya han anunciado su intención de seguirle en la aventura política para estudiar la estrategia de la campaña electoral. Y es que Monti no puede presentarse oficialmente como candidato en las listas electorales por su condición de senador vitalicio, pero sí podría ser propuesto como primer ministro en el caso de que la lista a la que exprese su apoyo durante la campaña electoral ganase las elecciones.
turno de reuniones Está previsto que se entreviste con el líder de la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro (UDC), Pierferdinado Casini, y con el presidente de Futuro y Libertad (FLI), Gianfranco Fini, además de mantener contactos con el líder del movimiento Italia Futura, Luca Cordero de Montezemolo, el presidente de Ferrari que fue también el líder de la patronal italiana Confindustria entre el periodo 2004 y 2008. Los medios de comunicación italianos destacaron ayer que Mario Monti preferiría una lista electoral única que propusiera su nombre como presidente del Gobierno, en vez de una coalición formada por varios partidos y movimientos, aunque los detalles están todavía por definir.
Contrarios a su estrategia Mientras en la arena política de centro se busca un plan para hacer viable la presencia de Monti en campaña electoral, el líder del Partido Demócrata (PD), Pier Luigi Bersani, ha pedido al jefe del Ejecutivo tecnócrata en funciones que se mantenga al margen de la carrera electoral. Si Bersani, a cuyo partido los sondeos otorgan el mayor número de votos en las próximas elecciones generales, mantiene un tono correcto en su discurso hacia el primer ministro en funciones y su irrupción en política, diferente ha sido la reacción del ex presidente del Gobierno Silvio Berlusconi, quien se está mostrando muy crítico con la actuación de su sucesor en el Ejecutivo durante su poco más de un año de mandato.
Il Cavaliere volvió ayer a arremeter contra el Gobierno tecnócrata de Monti y, en alusión a las medidas económicas adoptadas por este, afirmó que ha aplicado "un tratamiento propio de la Edad Media, cuando los enfermos se curaban mediante una sangría tras otra hasta que al final morían", según manifestó en una intervención en un programa televisivo, su terreno favorito.
El político conservador insistió además en su línea de ataque de las últimas semanas al asegurar que bajo "el Gobierno técnico no existe un solo indicador económico que no haya empeorado", y agregó que el Ejecutivo ha sido aplastado por el diktat de Europa y de Alemania.
Precisamente, Monti sucedió a Berlusconi al frente del Gobierno italiano en noviembre de 2011, cuando Italia se encontraba en el punto de mira de los mercados por las dudas que despertaba su solvencia financiera y que llevó a la prima de riesgo a marcar su máximo histórico de 575 puntos básicos el 9 de noviembre.