Damasco. El régimen sirio de Bashar al Asad sufrió ayer un duro golpe al confirmarse la deserción del jefe de la Policía Militar siria, general Abdelaziz al Shalal. "El Ejército se ha apartado de su misión principal que era proteger el país y se ha convertido en bandas que asesinan, destruyen ciudades y pueblos, y cometen masacres entre nuestro pueblo inocente, que ha salido para pedir libertad", afirma en un vídeo Al Shalal, uno de los militares de más alto rango que se han unido a las filas de los opositores. Ya el martes, el opositor Consejo Nacional Sirio reveló la llegada del oficial disidente a Turquía a través del paso fronterizo de Bab al Haua, aunque el número dos del Ejército Libre Sirio (ELS), Malek al Kurdi, negó su presencia en territorio turco, aunque confirmó su deserción.
"Se encuentra en un lugar seguro", explicó Al Kurdi, sin dar más detalles. A principios de agosto, el entonces primer ministro, Riad Hiyab, también abandonó su puesto y anunció su unión a la revolución. Su deserción ha sido la más importante del régimen desde que comenzó la rebelión en marzo de 2011. En estos meses de escalada del conflicto han surgido discrepancias al interior de régimen entre quienes apoyan una solución negociada y quienes defienden una guerra sin cuartel. Estos últimos son los más cercanos a Al Asad y los que tienen más peso en la toma de decisiones.
"El poder se concentra cada vez más en un puñado de personas del clan Al Asad, un clan cada vez más aislado", explica a Afp Karim Bitar, director de investigación en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París. Según esta agencia, en el círculo del presidente sirio destacan su hermano Maher al Asad, jefe de la cuarta División del primer cuerpo del Ejército encargado de Damasco, la esposa del mandatario, Asma, su tío y primos Mohamad y Rami Majluf -dos hombres de negocios con mala reputación- y Hafez Majluf, jefe de la seguridad en la capital siria. Todos ellos son alauíes, menos Asma, que es suní. "Este grupo es el que toma las decisiones y Bashar, el capataz, no escucha más que a estas personas que en su mayoría le deben sus ascensos", asegura un experto que desea mantener el anonimato.
Al otro lado estarían los altos funcionarios, el aparato del Estado, una parte del Estado Mayor militar, "que se dan cuenta de que ni los rebeldes ni el régimen podrán salir completamente victoriosos". En este grupo se encuentra el vicepresidente, Farouk Al-Shara, un suní que fue ministro de Relaciones Exteriores durante 22 años, que la semana pasada reconoció "opiniones diferentes en el mando" y que Al Asad "detenta todos los poderes". Según los expertos, Al-Shara "está completamente apartado de la toma de decisiones".
Esfuerzos Entretanto, continúan los esfuerzos políticos para encontrar una solución pacífica al conflicto. Una fuente de la Liga Árabe indicó que hoy se espera que el mediador Lajdar Brahimi llegue a El Cairo para entrevistarse con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, para analizar los resultados de su viaje a Siria. Brahimi se reunió el martes en Damasco con los líderes de la oposición interna y el lunes con el presidente Bashar al Asad en su tercer viaje al país.
El enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe presentó en Siria una propuesta acordada con Washington y Moscú que contempla la formación de un gobierno transitorio compuesto por ministros que no pertenezcan ni a la confesión alauí, que profesa el presidente, ni a los suníes radicales. Además, estipula que Al Asad continúe en el poder hasta la segunda mitad del 2013 pero sin que tenga derecho a presentarse a las próximas elecciones presidenciales, previstas para el 2014. Por el momento, se desconoce la aceptación que ha obtenido la propuesta llevada por Brahimi en Siria. Un informe reciente de la ONU sobre derechos humanos en Siria advertía de que guerra civil es, cada vez más, un conflicto sectario entre los rebeldes de mayoría suní contra las fuerzas gubernamentales. DnA/EFE