París. El presidente francés, François Hollande, anunció ayer que el próximo mes de junio se presentará un proyecto de ley para tener en cuenta la voluntad de los enfermos incurables que quieran poner fin a su vida, lo que podría abrir la puerta al suicidio asistido.
Hollande indicó en un comunicado del Elíseo, tras recibir un informe de expertos sobre la cuestión encargado en julio, que ha pedido un dictamen al Comité Nacional Consultivo de Ética, sobre tres pistas de evolución del reglamento.
Ese dictamen, que tendrá que estar listo antes de finales de mayo, servirá de base para la proposición legislativa, deberá abordar cómo y en qué condiciones se recogerán y aplicarán las directivas que haya anticipado una persona sana o cuando se le anuncie una enfermedad grave sobre el final de su vida.
El punto más conflictivo que tendrá que dirimir el comité de ética es el de las "modalidades y condiciones estrictas que permitan a un enfermo consciente y autónomo, afectado de una enfermedad grave e incurable, ser acompañado y asistido en su voluntad de terminar él mismo con su vida", es decir, el llamado suicidio asistido por profesionales médicos.
Para esto se proponen dos posibles alternativas. La primera de ellas consistiría en interrumpir los tratamientos y aplicar la llamada sedación terminal (opiáceos que conducen al coma y a la muerte) "Siempre que el paciente lo solicite de forma reiterada". La segunda opción es que el Estado "asuma la responsabilidad, si la sociedad desea ir en esa dirección", de regular el suicidio asistido y ayudar a los enfermos que deseen dejar de vivir.
El estudio se afirma que cuando un paciente escoja esta opción, la responsabilidad no se le puede dejar en manos de las asociaciones militantes del derecho a morir sino que deben ser "el Estado y los médicos quienes se ocupen de facilitar los medicamentos y de acompañar al enfermo".
También se le pide la forma de hacer "mas dignos los últimos momentos" de un paciente tras interrumpir los tratamientos terapéuticos a su demanda.
Revisión del sistema El jefe del Estado reconoció que hay una serie de problemas por resolver, en particular "la ausencia de formación específica de los médicos", la insuficiencia de los cuidados paliativos o una "separación excesiva" de los enfoques curativo y paliativo.
La comisión de expertos que ayer dio a conocer su informe estableció un diagnóstico severo sobre la situación actual, en particular por la falta de disposición de las instituciones sanitarias ante las demandas de los enfermos y descarta la llamada eutanasia activa.
El presidente de la comisión, Didier Sicard, indicó que se ha constatado una preocupación de los franceses ante el escenario de tener que pasar grandes sufrimientos o ver cómo sufren otros familiares terminales.
Sicard contó que las encuestas muestran que entre un 80% y un 90% de la población quieren una legalización de la eutanasia.
Y criticó que los profesionales privilegien para aliviar los dolores de enfermos terminales las "sedaciones ligeras y cortas" en su propio interés para no ser acusados de eutanasia.
El comité que ha redactado el informe ha estado formado por un filósofo, un jurista y varios médicos. Para su elaboración han tenido en cuenta sus debates y 80 entrevistas directas.