El nuevo Gobierno holandés, integrado por liberales y socialdemócratas, tomó ayer posesión centrado en superar los efectos de la crisis en el país y bajo las críticas por su plan para ahorrar 16.000 millones de euros hasta 2017. El primer ministro, el liberal Mark Rutte, ha conformado un gabinete de coalición integrado por siete ministros de su partido y otros seis laboristas, que prometieron su cargo ante la reina Beatriz, en una ceremonia en el Palacio Huis ten Bosch.