Washington. La mentira más insolente en la campaña electoral en Estados Unidos se la permitió recientemente Paul Ryan. El compañero de fórmula del candidato presidencial republicano, Mitt Romney, afirmó que en un maratón hizo un tiempo de dos horas y 50 minutos, sin ponerse colorado. Pero en tiempos de internet, las mentiras tienen patas cortas: para los críticos, el registro del político de 42 años era demasiado halagüeño. Tras un par de "clicks" estaba claro que, en realidad, el republicano necesitó más de cuatro horas para recorrer los 42,195 kilómetros, según reveló el diario The Washington Post. Ryan quedó en ridículo. Todo Estados Unidos se rió de la mentira.

La verdad triunfó. "Estas elecciones pueden ingresar en la historia como las elecciones de la verificación de los datos", indicó el diario online liberal de izquierda Huffington Post. La aparición de plataformas está en alza y ningún político está libre de sus averiguaciones. Tan pronto como el presidente Barack Obama y su vice Joe Biden terminaron su gran aparición en la convención nacional del Partido Demócrata, sus discursos fueron analizados en detalle. También ellos dominan perfectamente el hecho de presentar la realidad como mejor les viene. Obama presumió de sus planes de ahorro. "Análisis independientes" demostraron que redujo el déficit público en cuatro billones de dólares, afirmó el mandatario. Pero enseguida, varios objetaron que, en verdad, el ahorro alcanzó más bien tres billones. Además, Obama dio la impresión de que así, el problema de la deuda soberana está prácticamente solucionado, lo que de ninguna manera es verdad. De hecho, en diez años, la deuda pública de Estados Unidos será un 76% del Producto Interno Bruto (PIB).

En realidad, los políticos usan una definición extremadamente particular del término "ahorrar". Para ellos significa sólo hacer menos deudas que antes, no economizar, como los ciudadanos normales entienden la palabra. The Washington Post entregó hace cuatro años entre una y cuatro narices de Pinocho, dependiendo de la insolencia del engaño. "¿Cómo llegamos a este punto, en el que necesitamos árbitros neutrales para impedir que los políticos mientan?", se pregunta por su parte Huffington Post. Los partidos reaccionaron visiblemente afectados. Ante todo los republicanos son los que más sienten el peso de la hemeroteca.