El Cairo. Las urnas se cerraron a las ocho de la tarde de ayer. Los egipcios ya han votado a su futuro presidente de la república. Entre la alegría, la responsabilidad y la preocupación, Egipto ha dado un paso más en su difícil transición democrática. Para muchos, la chispa de la revolución se volvió a encender en los pasados días en forma de derecho a voto. Dos jornadas tranquilas y sin grandes incidentes, salvo el intento de agresión con piedras contra el candidato Ahmed Shafiq, último primer ministro del depuesto Hosni Mubarak, cuando se acercó a votar el miércoles.

Los egipcios supieron responder a las urnas, pero de una manera desigual dependiendo del día y del lugar. Aunque el miércoles pudieron verse largas colas, sobre todo en el centro de El Cairo, parece que la participación ha sido menor que en las pasadas elecciones parlamentarias, según la agencia Reuters. "Me esperaba ver más jóvenes fuera del colegio electoral", manifestó Muna, una joven cairota que ayer votaba por primera vez en el barrio de Zamalek.

Sin embargo, los egipcios no se han cansado de subrayar la importancia histórica de estas elecciones. Mejorar la seguridad y terminar con la crisis tanto económica como social han sido las reivindicaciones de la mayoría de los electores, que han puesto en el futuro presidente la responsabilidad de terminar con la parálisis. "Hay que acabar con esta situación de caos. Después de casi un año y medio desde la revolución, necesitamos estabilidad", subrayó Dalia Mustafa, una profesora de escuela primaria que desde hace veinte años ha conocido un declive "galopante" en el nivel cultural y académico del país.

Voto fraccionado Pero hay un dato que a nadie se le escapa. Los egipcios han votado a su nuevo presidente sin una nueva Constitución en la mano. Y es que las discrepancias entre islamistas y laicos mantienen bloqueada la Asamblea Constituyente. De momento, no se sabe la división de poderes entre el presidente y el Parlamento. Maaty Elsandoubi, periodista egipcio y miembro del sindicato de periodistas, lo tiene claro: "No sabemos hasta dónde llegará el poder del presidente. Atrapado entre la Junta Militar y los Hermanos Musulmanes, que tienen mayoría en el Parlamento, le esperan unos meses difíciles".

Las encuestas no fueron muy creíbles durante las pasadas elecciones parlamentarias y ahora las sorpresas pueden llegar a golpe de candidato "no favorito". En los corrillos improvisados fuera de los colegios electorales cinco han sido los nombres que más se han escuchado. Aunque las elecciones se presentan como "islamistas contra laicos", la realidad parece más compleja.

Los laicos se muestran divididos en dos facciones, aquellos que apoyan a los "viejos zorros del régimen" y los liberales. Amr Musa, el que fuera secretario general de la Liga Árabe y ministro de Exteriores de Mubarak, sería el que más apoyos recabaría. De frente, Ahmed Shafiq, el último primer ministro del anterior régimen. Sin embargo, el líder del Partido de la Dignidad (de origen nasserista) Hamdeen Sabahi puede dar sorpresas. En las últimas encuestas publicadas por centros alternativos es el candidato que más ha subido la última semana.

Entre la rama islamista figuran Abdel Abdul Futuh, un antiguo Hermano Musulmán que ha conseguido el apoyo oficial de los salafistas y algunos liberales; y Mohamed Morsi, el candidato oficial de los Hermanos Musulmanes, un movimiento que arrasó en las pasadas elecciones parlamentarias, pero que ha ido perdiendo apoyo social por la parálisis política que sufre el Parlamento.

"Es verdad que en las pasadas elecciones los Hermanos Musulmanes ganaron con diferencia, pero puede que fuera una reacción al régimen. Ahora que la tranquilidad ha vuelto, los ciudadanos han empezado a ver que el movimiento quiere la institucionalización de la revolución", subraya Elsandoubi. El horizonte se muestra fragmentado. Sobre todo en El Cairo. El choque generacional ha sido palpable entre los votantes. A la espera de que la Junta Militar publique los resultados el próximo lunes, parece que ninguno de los candidatos obtendrá el 50% de los votos.

segunda vuelta Se prevé una segunda vuelta reñida los días 16 y 17 de junio, antes de que comience el juicio contra el expresidente Mubarak y sus dos hijos. "La posible disputa entre los musulmanes y los sucesores del régimen de Mubarak puede empujar a la gente a la calle. La rabia revolucionaria dependerá de quién vaya a la segunda vuelta", añade Elsandoubi.

Mientras, 14.000 jueces y 53 ONG han velado por unas elecciones limpias. Aunque, oficialmente, Egipto no ha invitado a ningún observador internacional, numerosos representantes de organizaciones locales e internacionales han visitado los colegios electorales. Entre ellos Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos y director del Carter Center, una asociación especializada en la resolución de conflictos.