Atenas. La incapacidad de los partidos políticos griegos para acordar la formación de un gobierno de coalición ha terminado por abocar al país, tras más de una semana de negociaciones, a la repetición de las elecciones en junio. El último intento de lograr un compromiso fue liderado por el presidente de la República, Karolos Papulias, quien llegó a proponer un gobierno formado por tecnócratas para salir del punto muerto. Sin embargo, esta propuesta tampoco fue aceptada por los partidos en una reunión extraordinaria celebrada ayer y a la que asistieron los líderes de todas las formaciones políticas, con excepción de neonazis y comunistas. "El país va hacia nuevas elecciones bajo condiciones muy difíciles, porque algunos pusieron los intereses de su partido por encima del interés nacional", indicó Evangelos Venizelos, líder del socialdemócrata Pasok, tras la reunión de ayer. En realidad, había varias posibilidades de formar gobierno en el nuevo Parlamento (300 escaños) salido de las urnas, en el que los conservadores de Nueva Democracia (ND) lograron 108 escaños (50 de regalo por ser la fuerza más votada); los izquierdistas radicales de Syriza, 52; el socialdemócrata Pasok, 41; el nacionalista Griegos Independientes, 33; el Partido Comunista, 26; el neonazi Amanecer Dorado, 21, y la centroizquierdista Dimar, 19.

Primero se intentó lograr un pacto entre fuerzas progresistas con el apoyo de Griegos Independientes, pero los comunistas se negaron a participar. Luego se intentó unir a los partidos considerados proeuropeos (ND, Syriza, Pasok y Dimar), pero los izquierdistas radicales se negaron a ser incluidos ya que acusan a ND y al Pasok de ser los culpables de la situación actual en Grecia y de haber aceptado el memorándum de austeridad impuesto por la UE. Después, se trató de convencer a Dimar de que apoyase un gobierno de ND y Pasok, pero la formación centroizquierdista se negó a unirse en solitario a dos partidos tan desprestigiados por la corrupción y la crisis financiera. Incluso se exploró la posibilidad de que Griegos Independientes diese su apoyo a los dos partidos tradicionales (ND y Pasok) pero los odios entre su líder, Panos Kammenos, y el de ND, Andonis Samaras, que lo expulsó de la formación conservadora hace unos meses, impidieron cualquier acuerdo.

"El pueblo debe decidir" Kammenos justificó también su rechazo a un Gobierno de tecnócratas en que éste hubiese servido para continuar el acuerdo de austeridad con la Unión Europea, al que su partido se opone. "El pueblo debe decidir si quiere un gobierno suyo o un gobierno constantemente chantajeado por (la canciller alemana, Angela) Merkel", añadió. Además, atribuyó el fracaso de las negociaciones a la "arrogancia" de Venizelos y Samaras, de quien dijo que exigió ser nombrado primer ministro, algo que luego negaron fuentes de ND diciendo que era Kammenos el que quería ser primer ministro. Por su parte, ND, Pasok y Dimar coincidieron en dirigir sus principales acusaciones al líder de Syriza, Alexis Tsipras, de quien dijeron que sólo piensa en las nuevas elecciones, en las que los sondeos lo consideran favorito. "Lo único que hicieron durante ocho días los partidos del memorándum y personalmente Venizelos y Samaras fue proponer dos cosas: bien la participación en un gobierno pro-memorándum, bien la convocatoria de nuevas elecciones, en las cuales esperan mejor resultado", respondió Tsipras. "Las fuerzas del memorándum siguen chantajeando al pueblo, pero no entienden que un pueblo que está sufriendo así, no puede ser chantajeado. En las nuevas elecciones debemos mejorar nuestros resultados para formar un gobierno de izquierdas".