PARÍS. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reconoció ayer su derrota en las elecciones presidenciales frente al socialista François Hollande, al que deseó "buena suerte". "Francia tiene un nuevo presidente, es una elección democrática, republicana" y "debe ser respetado", dijo el conservador ante cientos de simpatizantes reunidos en una sala de conferencias en el centro de París. "He sufrido mucho porque la función que represento no haya sido respetada", dijo Sarkozy al agregar que "he hablado con él (Hollande) y le he deseado buena suerte". "Deseo de todo corazón que Francia (...) pase con éxito estas pruebas, es nuestro país, es Francia (...) tenemos que pensar exclusivamente en la felicidad de Francia, en su grandeza", añadió Sarkozy.
Afirmó que "nunca" olvidará el honor de presidir el país y admitió: "no he logrado convencer a una mayoría de franceses (...) no he logrado hacer ganar los valores que he defendido con vosotros". "Asumo toda la responsabilidad de esta derrota", continuó el presidente, quien añadió: "he hecho todo lo posible para hacer triunfar las ideas que nos unen".
"Soy el presidente, era el jefe, y cuando hay un error es el número uno el que lo asume", afirmó Sarkozy, entre gritos de ánimo de sus simpatizantes. Y agregó, en relación con su futuro político, que se prepara para "volver a ser un francés entre los franceses". Confirmó además que se retirará de la primera línea de la política. "Tras 35 años en la política, tras diez años, los diez años en los que trabajé para el gobierno y cinco años al frente del Estado, mi compromiso será diferente", dijo entre el fervoroso aplauso de sus seguidores. "Deseo de corazón", dijo, que "Francia pueda hacer frente a los desafíos".
Le Pen elude la responsabilidad Por su parte, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, negó que sea responsabilidad suya el triunfo de Hollande, y la derivó en Nicolás Sarkozy. "Tiene la responsabilidad del fracaso de su campo", subrayó antes de cargar contra Sarkozy y contra Hollande porque "ni uno ni otro han sido capaces ni tienen el valor para poner en marcha una recuperación de nuestro país, para oponerse a la política neoliberal (...) que sufrimos".
En esta circunstancia, consideró que "el espacio de libertad es el parlamento, la Asamblea Nacional", en una clara alusión a los comicios legislativos de junio en los que ha puesto sus esperanzas de conseguir diputados que "sean capaces de oponerse a la política neoliberal, socialista". De hecho, comparó el partido de Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular, a "una gran sociedad que quiebra", e insistió de cara a las legislativas que "en los próximos días tendremos que ser más activos que nunca".
Le Pen también manifestó sus dudas de que el vencedor de las elecciones presidenciales, el socialista François Hollande vaya a cambiar la sustancia del nuevo tratado europeo, en contra de lo que había anunciado. Le Pen señaló que el candidato socialista "dice que va a reformar" el tratado europeo pero en realidad "no quiere variar la sustancia".
"Relanzar el crecimiento" Mientras, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, expresó su convicción de que podrá contar con el socialista galo para avanzar en la integración europea y relanzar el crecimiento en Europa. "Tenemos claramente un objetivo común: relanzar la economía europea para generar un crecimiento duradero, que se base en unos cimientos sólidos y sea fuente de generación de empleos. Debemos transformar ahora estas aspiraciones en acciones concretas", afirmó el presidente de la Comisión Europea en un comunicado.