Atenas. Los griegos entraron ayer en la jornada de reflexión con escasos motivos de júbilo. La frustración y las pocas esperanzas de mejorar las condiciones de vida de sus 10,7 millones de habitantes son evidentes ante las elecciones de hoy.

El cierre de campaña ha estado jalonado por llamamientos y eslóganes que revelan la gravedad de la crisis financiera, que ha empobrecido a la población hasta niveles insospechados desde la última cita electoral, en octubre de 2009.

El país está encallado en el quinto año de una durísima recesión, sin perspectiva alguna de alivio para muchos griegos, que han perdido el empleo y que puedan alimentar a duras penas a sus familias.

Las cifras más recientes hablan un lenguaje bien claro: un paro del 21,8%, un retroceso de la economía de casi el 15% en los últimos cinco años y una deuda soberana equivalente al 170% del PIB a principios de 2012, antes de la quita aplicada por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar al país una quiebra inminente.

Las cargas tributarias introducidas para cumplir con los preceptos de estos organismos internacionales han asfixiado no solo el crecimiento, sino empobrecido a la clase media y han hecho salir a la calle a muchos ciudadanos que protestan contra el dictado de Bruselas.

Ante este panorama y una potencial salida de Grecia del euro, que no ha podido ser aún descartada, los llamamientos de los políticos al cierre de la campaña han estado cargados de un dramatismo propio de las adversidades que caracterizan a estos críticos tiempos.

"El gran dilema es: Euro y estabilidad o Estado ingobernable" era el eslogan al cierre de campaña pronunciado el viernes por Evángelos Venizelos, el exministro de Finanzas y líder del partido socialdemócrata Pasok y posible socio minoritario de un futuro gobierno de coalición con los conservadores de Nueva Democracia. "El domingo se decidirá si permanecemos en el euro o si mandamos el país por la senda de la bancarrota y a su pueblo a la pobreza extrema", dijo Venizelos.