EL CAIRO. Al menos 61 personas murieron ayer en una nueva jornada de violencia en Siria, la mayoría en la provincia septentrional de Idleb, denunciaron los opositores Comités de Coordinación Local.

Entre los muertos se incluyen los cadáveres sin identificar de treinta personas que fueron hallados esta sábado en el hospital nacional de Idleb, además los quince fallecidos por una explosión al paso de un autobús que trasladaba presos en esa misma provincia, dijo la misma fuente.

Además, al menos tres personas más murieron en la provincia de Homs (centro), dos en los alrededores de Damasco y una en la de Dir Al-Zur, cercana a la frontera con Irak.

En relación con el atentado contra el autobús de presos, la agencia oficial de noticias Sana redujo la cifra de fallecidos a catorce y detalló que otros 26 reos resultaron heridos, al igual que seis policías.

Fuerzas de seguridad sirias trasladaban a los presos en un autobús cuando fueron alcanzados por una explosión entre las localidades de Ariha e Idleb.

Las autoridades sirias responsabilizan del ataque a un "grupo terrorista" indeterminado, mientras que la agencia oficial Sana aseguró que los responsables también dispararon contra las ambulancias que acudieron al lugar de los hechos para socorrer a los heridos.

Además, informó de que agentes de Seguridad se enfrentaron a supuestos terroristas que intentaban infiltrarse por la frontera con el Líbano en la localidad de Talkalaj, en la zona de Homs, donde mataron a tres de ellos y confiscaron sus armas.

Por su parte, una fuente del Ejército Libre Sirio (ELS) indicó que un grupo de desertores mató a siete soldados sirios en Maarat al Nuaman, una zona de Idleb cercana a la frontera con Turquía.

Ninguna de estas informaciones ha podido ser verificada de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas.

Según cifras de la ONU, más de 5.000 personas han muerto en Siria por la represión gubernamental.