Damasco. Un atentado en el centro de la capital siria causó ayer decenas de muertos y heridos. Según la televisión estatal, el número de fallecidos ascendería a 25, mientras que los heridos serían medio centenar. Las autoridades sirias atribuyeron la acción a un terrorista suicida que, al parecer, hizo detonar los explosivos junto a un semáforo ubicado debajo del puente de la plaza de Al Midan, un barrio conservador e islamista ubicado en el centro histórico de Damasco. En un primer informe, el Gobierno solo pudo confirmar la muerte de 11 personas.

Según el titular de El titular del Interior sirio, Mohamed Shaar, el atentado tenía como objetivo un autobús que transportaba a miembros de las fuerzas de seguridad sirias y apunta como autores a elementos de Al Qaeda o "grupos terroristas islámicos" a los que el régimen de Bashar al Assad acusa de estar detrás de las protestas. Por su parte, un alto dirigente del Ejército Libre Sirio (ELS), compuesto por desertores, rechazó que su grupo esté detrás del atentado, al tiempo que acusó al régimen de cometer la acción "con el fin de perjudicar a las protestas pacíficas". El subcomandante en jefe del ELS, coronel Malik Kurdi, manifestó a Efe que "el atentado es obra de los servicios secretos sirios para falsificar la realidad de la revolución y aterrorizar a los manifestantes".

Las sospechas en torno a los servicios secretos son generalizadas entre la oposición, principalmente porque el atentado ha tenido lugar en Damasco, donde la policía mantiene el control de la situación. Algunos vecinos de Al Midan, citados por la oposición, hablaban de una intensa presencia policial antes de la explosión y de algunos cortes de calles. Quienes respaldan esta teoría indican que difícilmente un grupo contrario al régimen elegiría un viernes, el día en que se celebran las mayores manifestaciones, para cometer un atentado. Aunque aún se desconoce la autoría, este atentado recuerda a las dos explosiones que sacudieron Damasco el pasado 23 de diciembre, provocando la muerte de 44 personas.

Estrategias del régimen El barrio de Al Midan ha sido escenario en los últimos meses de varias protestas contra el régimen de Al Assad. La explosión se produjo en un momento de gran afluencia en las calles, mientras muchas personas se dirigían a las mezquitas para participar en el tradicional rezo del viernes. Según constató la agencia Efe, los vehículos y la calzada estaban llenos de sangre de las víctimas, mientras que los edificios colindantes, entre ellos una comisaría a solo diez metros de la explosión, presentaban graves desperfectos tras la explosión.

Inmediatamente después del atentado, miles de personas se congregaron en una gran manifestación de apoyo al presidente en los alrededores del lugar, con banderas sirias, retratos de Al Assad y coreando proclamas en su defensa. Según la página web independiente Syria Politic, hasta el lugar del atentado también llegaron miembros del Ministerio de Interior y de la misión de observadores de la Liga Árabe. En su intervención, el ministro del Interior sirio prometió responder "con puño de hierro" a lo que denominó "una escalada terrorista" que pretende jugar con la seguridad del país y de los ciudadanos.

Siria enfrenta una grave crisis desde que estallaran las protestas antigubernamentales el pasado mes de marzo al calor de la Primavera Árabe. Desde entonces, unas 6.000 personas han fallecido en el país, según datos de Naciones Unidas -ayer mismo, otras 35 personas murieron por la represión de las fuerzas del régimen, la mayoría de ellas en la región del Rif Damasco-. En estos diez meses de revuelta, han surgido grupos armados, formados por militares disidentes, y políticos para luchar contra el régimen. Sin embargo, la oposición empieza a mostrar divisiones y signos de exasperación ante el prolongado conflicto.