Jerusalén. Dos palestinos murieron y al menos otros veinte resultaron heridos ayer en la Franja de Gaza por los bombardeos de Israel en represalia por el atentado de ayer en Eilat, mientras que una docena de israelíes sufrieron heridas por los cohetes disparados en las últimas horas desde la Franja.

Al mismo tiempo, y en relación con la misma espiral de violencia, seis soldados egipcios murieron en las últimas veinticuatro horas en el Sinaí. La ola de violencia en la zona, que se ha cobrado hasta ahora la vida de al menos 29 personas entre israelíes, palestinos y egipcios, ha entrado en su segunda jornada con un ímpetu desconocido en los últimos meses.

Los cielos de Gaza eran sobrevolados en todo momento por aviones y helicópteros israelíes, y el sur de Israel quedó nuevamente bajo una lluvia intermitente de cohetes, en un recordatorio de los oscuros días de la operación Plomo Fundido de 2009. La última víctima palestina de ayer fue un miliciano de 22 años, según la agencia palestina Wafa, y miembro de un comando de lanzadores de cohetes atacado desde el aire, según el Ejército israelí.

Por la mañana, un adolescente de 13 años sucumbió a las heridas que le había causado un cohete lanzado sobre uno de los barrios del este de Gaza capital. Fuentes médicas citadas por la agencia palestina dijeron que otras 17 personas, sobre todo mujeres y niños, resultaron heridas en este bombardeo. Según otros testimonios, el cohete fue disparado contra la vivienda de un jefe local del movimiento islamista Hamás, y causó un incendio que se propagó con rapidez a las viviendas vecinas.

Otros bombardeos se registraron en el barrio Zeitún de Gaza capital, en las localidades de Beit Lajie, Beit Hanoun y Janyunes, así como en los túneles de contrabando de la fronteriza Rafah, donde hay un operario desaparecido. Algunas zonas de la franja quedaron desconectadas ayer del suministro eléctrico debido a la explosión de una bomba israelí en una estación eléctrica cerca del campo de refugiados de Nuseirat.

Portavoces militares confirmaron los ataques contra "blancos terroristas" en la franja en respuesta a los atentados del jueves en una carretera del sur de Israel, "de acuerdo con la política del gobierno" del primer ministro, Benjamín Netanyahu, de "cobrar un precio" a quienes "derraman la sangre israelí".

Ocho israelíes murieron y más de treinta resultaron heridos el jueves en una cadena de atentados en una carretera que conduce a la ciudad a la sureña de Eilat, un ataque cuya autoría no ha sido reivindicada.

Egipto se ve involucrado Egipto se ha visto plenamente involucrado en la crisis porque los atacantes palestinos pasaron por su territorio y se cree que algunos de los que sobrevivieron están aún en la zona fronteriza, donde se declaró la alerta máxima. A última hora del jueves tres militares egipcios murieron en una explosión cerca de donde se registraron los atentados, y otros dos heridos en el mismo hecho fallecieron ayer. El Cairo dijo que un avión israelí que perseguía a dos presuntos terroristas en la frontera había disparado un cohete y matado a los cinco. Pese a que las muertes se produjeron en la localidad fronteriza de Taba, los responsables egipcios insisten que el avión no cruzó la línea divisoria ni violó el espacio aéreo egipcio. "Investigaremos lo sucedido de forma exhaustiva y entregaremos nuestras conclusiones a Egipto", aseguró a Efe un portavoz militar, que explicó que esa noche "se produjeron intensos intercambios de fuego en la zona con terroristas".

Ayer, una mina estalló en la frontera de Egipto con Gaza sin causar víctimas, un sexto militar murió y otros dos resultaron heridos por disparos en la misma zona, esta vez de un grupo armado desconocido.