oslo. La Policía tenía orden de disparar, incluso a matar, al autor confeso del doble atentado en Noruega, que se cobró 76 vidas el pasado viernes, para neutralizarlo y poder detenerlo, según la agencia noruega NTB. Según fuentes de las fuerzas de seguridad citados por la agencia, los efectivos de la unidad de élite que acudió a la isla de Utoya, donde Anders Behring Breivik, de 32 años, había abierto fuego contra decenas de participantes en un campamento de las juventudes socialdemócratas, llegaron a apuntar con sus armas al autor de la masacre. No obstante, la orden de disparar fue anulada en el último minuto, después de que uno de los policías se asegurara de que Breivik estaba desarmado.
El hecho de que el autor de la matanza, que se acercó a las fuerzas de seguridad con las manos en alto, no portara ningún explosivo adosado al cuerpo, también fue determinante para retirar la orden, señaló la Policía. La agencia agrega que poco después de su detención, Breivik trató de "negociar" con la Policía.
retenido en la isla Antes de que las fuerzas de seguridad lo trasladaran a Oslo, el autor del doble atentado estuvo retenido varias horas en una casa en la pequeña isla.
Por otra parte, el diario Aftenposten informó de que la Policía ya había identificado a Breivik incluso antes del tiroteo como el autor del atentado con coche bomba en el distrito gubernamental de Oslo, que dejó ocho muertos, gracias a las cámaras de vigilancia. Acto seguido, Breivik, se dirigió en otro vehículo alquilado a la isla de Utoya, a 40 kilómetros de la capital, donde abrió fuego contra los participantes del campamento y mató a 68 personas.
El juicio a Breivik deberá esperar hasta 2012, advirtió ayer la justicia noruega, y será un proceso por cada uno de los hasta ahora 76 muertos de una tragedia colectiva, que adoptó rostros concretos con la difusión de los nombres de esas víctimas, en su mayoría adolescentes.
La instrucción del proceso será compleja, explicó el fiscal general Tor-Aksel Busch, ya que el autor confeso del doble atentado, perpetrado el viernes pasado, deberá responder ante la justicia por el asesinato de cada una de sus víctimas.
Breivik, el ultraderechista noruego de 32 años que quiso "castigar" a la socialdemocracia por "importar masivamente musulmanes", quedará hasta entonces previsiblemente alejado de todo contacto con los medios, más allá de las declaraciones que haga su abogado, Geir Lippestad. La intención de la justicia es impedirle toda plataforma mediática, siguiendo el ejemplo del pasado lunes cuando determinó que su primera comparecencia ante el juez instructor fuera a puerta cerrada, en contra de la petición del propio Breivik, que solicitó explicar sus actos ante los periodistas.
Tal y como avanzó el martes el fiscal de la Policía, Christian Hatlo, se evalúa la posibilidad de imputarle crímenes contra la humanidad, para elevar así a 30 años el margen de la pena máxima contemplada por la justicia noruega, establecida en 21 años. Ello puede añadir aún más complejidad a un caso que, subrayó el fiscal Hatlo, precisa una investigación extremadamente exhaustiva y en la que hay aún muchas cuestiones abiertas, tanto en esos planes minuciosamente preparados por Breivik, al parecer durante 9 años, como en la materialzación de su matanza.
compleja investigación La Policía sigue peinando las aguas en torno a la isla de Utoya y el complejo gubernamental en busca de pruebas. La toma de declaraciones de los supervivientes se perfila asimismo laboriosa, puesto que en el momento de la matanza había en el campamento juvenil socialdemócrata centenares de asistentes, en su mayoría adolescentes. Si durante los días pasados, las declaraciones de éstos llenaron la atención de los medios, noruegos e internacionales, ahora el impacto se trasladó a los rostros, nombres y edades de quienes quedaron en silencio, las 76 víctimas mortales.
Mientras tanto, la catedral de Oslo sigue recibiendo visitantes que depositan sus flores en recuerdo de las víctimas. "Es difícil saber ahora cuál acabará siendo para vosotros la imagen dominante de Noruega tras esto. Si la de la entereza de Stoltenberg o la locura de Breivik. Para nosotros no hay duda: nuestra Noruega es la de Jens", comentaba Tarjei Jansen, joven militante socialdemócrata.
El primer ministro, Jens Stoltenberg, ha sido en estos días el "ancla firme" que ha consolado a su pueblo y ha encontrado las palabras firmes y precisas en medio de la tragedia colectiva, escribe el diario conservador Aftenposten, el mayor del país, sobre el líder socialdemócraa. Stoltenberg insistía en que la respuesta del pueblo noruego ha de ser la defensa de su sociedad abierta y la lucha por los valores democráticos, sin doblegarse a la violencia.