KABUL. "Los talibanes querían que la pequeña dejara la bolsa con el artefacto explosivo en una comisaría en el área de Uesbala, en el distrito de Charchino, pero accionaron el control remoto antes de tiempo", explicó el portavoz del Ministerio afgano del Interior, Sediq Sediqi, quien precisó que la deflagración no causó más víctimas.

Hace unos días se registró un caso muy similar, aunque con distinto desenlace en el vecino Pakistán.

Las fuerzas de seguridad paquistaníes detuvieron a una niña de 8 años que portaba un chaleco con explosivos en un control de la región de Dir, fronteriza con Afganistán.

Según la menor, tres insurgentes la secuestraron y la sedaron antes de ponerle el chaleco y llevarla a las inmediaciones de un control policial para que hiciera estallar la carga explosiva cerca de los agentes.

El de hoy no es el primer caso que se conoce de uso de niños como suicidas por parte de los insurgentes afganos.

Hace dos meses un atentado suicida perpetrado por un menor de 12 años mató a cuatro civiles, entre ellos una mujer y el jefe de un distrito, e hirió a otras doce personas en un mercado de la provincia de Paktika, al este de Afganistán.