Nueva Delhi. Millones de personas en la India y en el extranjero lloraron ayer la muerte de Sathya Sai Baba, un popular y controvertido santón que levantó un emporio económico y conquistó al movimiento hippie con su estética y sus supuestos milagros. Sai Baba, de 84 años y autoproclamado dios, sufrió ayer por la mañana un fallo cardiorrespiratorio en el hospital que él mismo levantó en su ciudad natal, la sureña Puttaparthi, y en el que llevaba ingresado desde finales de marzo.

Sai Baba, cuyo verdadero nombre es Sathyanarayana Raju, cuenta con millones de seguidores que le consideraban una encarnación o avatar de la trinidad hindú formada por Brahma, Vishnú y Shiva. Nacido en 1926 en el seno de una familia pobre, a los catorce años Raju dijo tener naturaleza divina y predicó durante tres días bajo un árbol de Puttaparthi, donde luego levantó su centro religioso, el Prashanti Nilayam o Morada de la Paz. Ganó fama después por sus supuestos milagros, habilidades místicas con las que producía ceniza o comida de la nada, o se sacaba de la boca joyas, unas prácticas denunciadas como supercherías por diversas asociaciones.

El santón también fue acusado en el pasado de haber cometido abusos sexuales por varios de sus discípulos, aunque la Policía nunca le acusó formalmente.

Sai Baba, conocido por su melena estilo "afro" y su larga túnica naranja, adquirió popularidad en Occidente en la década de los setenta, en gran medida gracias al movimiento hippie, y en la actualidad cuenta con seguidores en más de 100 países del mundo. Su centro religioso es lugar de peregrinación para muchas personalidades indias, hasta el punto de que tanto la presidenta, Pratibha Patil, como el primer ministro, Manmohan Singh, acudieron a su último cumpleaños. "Sathya Sai Baba era un líder espiritual que inspiró a millones de personas a, sin renunciar a su propia religión, llevar una vida moral, siguiendo las ideas de verdad, conducta adecuada, paz, amor y no violencia", se lamentó ayer el propio Singh en un comunicado. En los últimos años, y tras las acusaciones de fraude, Raju había abandonado sus milagros, y se había centrado en las ayudas sociales y la caridad, apoyado en un Consejo que gestiona, según la Hacienda india, más de 9.000 millones de dólares en donaciones. El Consejo decidió exponer el cuerpo del santón a partir de las 18.00 horas de ayer durante dos días, para que sus fieles puedan verlo y rendirle pleitesía antes de iniciar las ceremonias funerarias.