viena. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó ayer que la situación en Fukushima (Japón) sigue siendo "muy seria", aunque aseguró que "no hubo un empeoramiento significativo" desde el jueves.
De esta forma, la agencia nuclear de la ONU repite su análisis del día anterior sobre la situación en esa central, que resultó gravemente dañada por la interrupción de suministro eléctrico a causa de la catástrofe natural de la semana pasada.
Graham Andrew, asesor científico de la agencia nuclear de la ONU, dijo ante la prensa en Viena que las unidades 1, 2 y 3 de la central de Fukushima Daiichi "parecen estar bastante estables". No obstante, el experto reconoció que existe "gran preocupación" por la situación en las piscinas de combustible usado de las unidades 3 y 4 de la planta, sin dar más detalles al respecto.
"Nos movemos hacia una situación estable que no cambia, lo que es positivo. Es cierto que la mitad del combustible (usado) no está cubierto con agua, lo que es malo. Pero al menos los niveles de agua en las unidades 1, 2 y 3 son estables", manifestó Andrew. Por otra parte, confirmó que en la unidad 2 se inyectó agua marina, lo que causó una nube de vapor, mientras que cañones de agua fueron utilizados en un intento de enfriar las barras de combustible nuclear usado en la unidad 3 de la planta.
Según Andrew, las autoridades japonesas continúan con sus esfuerzos para restablecer el suministro eléctrico a toda la central atómica.
De hecho, generadores diesel están suministrando energía eléctrica para los sistemas de refrigeración de las unidades 5 y 6, las dos menos afectadas por el seísmo y el tsunami, lo que Andrew calificó de "positivo". Renate Czarwinski, experta en radiación del OIEA, aseguró que las dosis de radiación registradas en la zona del desastre han bajado sustancilmente en los últimos días.
Por ejemplo, en Tokio, que se encuentra a 230 kilómetros de Fukushima, la radiación medida ha descendido desde un máximo de 0,5 microsieverts por hora el 15 de marzo hasta menos de 0,1 dos días más tarde. La exposición a 100.000 microsieverts por año es el umbral aceptado por los expertos para considerar evidente el riesgo de desarrollar un cáncer. Andrew precisó que con los niveles registrados en las ciudades japonesas no existe por ahora ningún riesgo para la salud humana, "a menos que la situación empeore dramáticamente".