vitoria. Los vascos residentes en Japón se encuentran en buenas condiciones. El susto sigue en el cuerpo. Pero, al menos, no se contabilizan pérdidas irreparables. La Euskal Etxea de Tokio, que cuenta con una veintena de miembros, confirmó durante el día de ayer que "aparte de los desperfectos en las casas, no hay ningún problema personal". Uno de ellos es Paulo Berriozabal, de Elorrio, que vive en Japón desde hace cinco años con su familia. Residen en la ciudad de Kawasaki, a veinte minutos en tren de Tokio, y el viernes tuvo que ir caminando hasta su casa.
"Los trenes no funcionaban y todos tuvimos que andar hasta casa, desde 4 kilómetros hasta los 20 que tuve que andar yo". Explica que, a pesar del corte en las líneas telefónicas, "los miembros de la Tokyoko Euskal Etxea pudimos comunicarnos entre nosotros a través de Facebook y Twitter, por lo que supimos que todo estaba bajo control y que no hubo daños personales". De la veintena de vascos que conforman la Euskal Etxea, la mitad vive en la capital, la mayoría empleados en empresas japonesas.
La imagen del día después del temblor es de una ciudad semidesierta, con destrozos pero en calma. "El terremoto en la zona de Tokio ha causado desperfectos en edificios y túneles, pero aparte de esos casos aislados, todo está volviendo a la normalidad". El gas y la electricidad vuelven a funcionar, "aunque los teléfonos de la zona norte de Japón, Miyagi y Morioka, no están conectados todavía". Según Berriozabal, Tokio se está recuperando bastante bien teniendo en cuenta la magnitud del terremoto.
Este vasco también destaca la actitud de los japoneses tras el terremoto. La organización fue la marca dominante en un día que podía haber sido más que caótico. "A pesar del corte telefónico, seguían llegando avisos de peligro de réplicas de terremotos y peligro de tsunami por parte del gobierno en mensajes a los teléfonos; Tokyo Gas explicó a la gente cómo podía poner de nuevo manualmente el gas; los fabricantes de máquinas de bebidas dijeron cómo se podían sacar bebidas gratis de las máquinas", explica Berrozabal. Reconoce que "la peor parte vino con el tsunami en la zona norte, donde cogió a mucha gente desprevenida".
nuevo seísmo Alberto Sanz es consultor de comercio exterior y vive en la prefectura de Saitama, donde asegura que "todo ha quedado en un susto". "Los servicios, sin embargo, están bastante afectados por motivos preventivos. Los centros comerciales han cerrado, las clases han estado suspendidas y en general estamos a la espera de que pasen un par de días para volver a tener nuestras rutinas diarias", asegura Sanz, quien también trabaja en la capital japonesa desde hace casi tres años. "Lo que se comenta desde los medios de comunicación es que debemos estar muy atentos, ya que es probable que haya otro seísmo importante en el plazo de un mes. Por lo que he podido entender, hay una regularidad teórica en este tipo de terremotos, por ejemplo, el de ayer se estima que se repita cada 30 años. Hay otras fallas que están relacionadas y que derivaron en réplicas el viernes, pero lo que se teme es que una de las fallas más al sur pueda verse afectada y replique a gran escala", explica.