vitoria. Tokio, la metrópolis más poblada del mundo, quedó ayer colapsada por el terremoto de 8,8 grados en la escala Ritcher que sacudió el noreste de Japón. El temblor de tierra comenzó a sentirse a las 14.45 horas, momento en el que la mayoría de sus 23 millones de habitantes estaba en el trabajo, en el colegio, en la universidad. La ciudad quedó inmeditamente colapsada. El metro y los trenes suspendieron sus servicio, unos 23.000 pasajeros se quedaron tirados en los aeropuertos de Narita y Haneda, al menos, cuatro millones de hogares se quedaron si luz eléctrica, la señal de telefonía móvil se bloqueó y la gente se vio atrapada en sus centros de trabajo y estudio. Ante esta situación, se habilitaron grandes superficies como pabellones deportivos que se utilizaron como improvisados refugios, mientras que las tiendas de alimentación optaron por no cerrar sus puertas para abastecer a la gente que no podía regresar a casa. Algunos japoneses optaron por volver a sus casas a pie, a pesar de las distancias y a las advertencias del gobeirno, que instó a no hacer esfuerzos "demasiado duros". Cayó la noche y la imagen era de varias caravanas de vehículos en las carreteras y autopistas. Mientras, algunas líneas de tren y metro comenzaban a funcionar con normalidad.
Kouga Keiko
"Me quedaré a dormir en la oficina"
Kouga Keiko tiene 35 años. Es japonesa de Tokio y trabaja en la empresa Tella, Inc., un instituto médico dedicado a investigaciones para combatir el cáncer. "Todavía estoy en estado de shock, nunca había visto algo así, y eso que los japoneses estamos muy acostumbrados a los terremotos", explica Keiko desde Tokio. "Estaba con unos colegas en la oficina cuando empezó a temblar todo. En seguida nos dimos cuenta de que no era un temblor habitual, la fuerza y la duración eran muy fuertes. Nos pusimos los casos y salimos a la calle", relata. Varios de sus compañeros de trabajo decidieron irse caminando a casa, pero Keiko optó por quedarse en la oficina. "Si voy andando, no llegaría nunca. Creo que me quedaré a dormir aquí. Además, prefiero quedarme aquí por si quiere llamar algún compañero, los teléfonos móviles no funcionan todavía", señala a las 00.00 hora local.
Desde la ventana de su oficina, pasa la noche observando el denso tráfico que circula por las calles. Y pensando. "Estoy muy impresionada por las noticias que llegan del noroeste, donde ha sido el epicentro, de la gente que puede estar atrapada, que está desaparecida. Ahora hace mucho frío por las noches". A pesar de la fuerza del temblor, Keiko explica que ni ella ni la oficina, ubicada junto al hotel Imperial, han sufrido daños.
Teresa Iniesta
"La tierra tiembla cada media hora"
Teresa Iniesta, gestora del instituto Cervantes en Tokio, se encontraba comiendo con un compañero de trabajo en un restaurante cuando comenzó a temblar la tierra. "Ha sido fortísimo. Yo llevo aquí solo 10 días, pero ninguno de mis compañeros japoneses recuerdan un terremoto así", señala a Onda Vasca. Iniesta se muestra inquieta por las réplicas, que se producen "cada media hora". "El temblor ha sido muy fuerte durante casi media hora. Después de eso, cada media hora se producía un temblor y estábamos todos otra vez fuera".
A Iniesta le ha sorprendido la organización y la serenidad de los japoneses en momentos de pánico y caos como el que se vivió ayer a las 14.45 horas. "Todo el mundo estaba en su sitio, con su casco, no se escuchaba una voz más alta que otra". La española recuerda que dos días antes se había producido otro terremoto "y otro más esa noche".