Su nombre es Tenzin Gyatso y se define a sí mismo como "un simple monje". Tiene el pelo rapado, usa gafas, va vestido con una túnica en tonos rojos y amarillos, es vegetariano y está exiliado en India. Con estos datos mucha gente no es capaz de ponerle cara a este hombre de 75 años, pero si decimos las palabras mágicas: Dalai Lama, la situación cambia y pasa a ser conocido en todo el mundo.
Ayer se cumplían los 52 años de la revuelta tibetana que posteriormente dio lugar a su exilio a la ciudad india de Dharamsala, conocida como el pequeño Tíbet, ya que en ella viven en total unos 150.000 compatriotas tibetanos, y el Dalai Lama anunció que había llegado el momento de poner en práctica el proceso para que los tibetanos tengan "un líder elegido libremente por el pueblo".
"en beneficio de los tibetanos" "Mi deseo de delegar la autoridad no tiene nada que ver con el deseo de eludir la responsabilidad. Es en beneficio de los tibetanos en el largo plazo. No es porque me siento desanimado", subrayó el líder del budismo tibetano en un comunicado publicado en su web y en su Twitter. Para este líder, los tibetanos han puesto "tanta fe y confianza en él, que se siente comprometido a jugar su parte en la causa justa del Tíbet" por lo que espera que la gente entienda su decisión, la apoyen y dejen que se produzca.
Desde la capital china, ven esta decisión como "un truco para engañar a la Comunidad Internacional", según aseguró en la rueda de prensa rutinaria de los jueves, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jiang Yu.
Pekín calificó al Gobierno tibetano en el exilio como una "organización política no reconocida en ningún país" y acusó a su líder de "estar involucrado en actividades destinadas a la división de China".
El anuncio del Dalai Lama no es una sorpresa, ya que durante años había hablado de su deseo de ceder su autoridad, pero ahora lo hará efectivo pidiéndolo durante las próximas sesiones del XIV Parlamento Tibetano en el Exilio que comienzan el lunes 14 de marzo.
compás de espera "Nadie puede discutir la relevancia que tiene el Dalai Lama como líder natural del pueblo tibetano", dijo la directora para Europa de la Campaña Internacional por el Tíbet, Tsering Jampa, "ahora veremos cómo los líderes tibetanos en el parlamento responden a los pasos significativos para los tibetanos en el proceso democrático".
Para los responsables de Campaña Internacional por el Tíbet, las últimas informaciones publicadas por el Gobierno chino indican que éste "estaba nervioso" por lo que podía decir el Dalai Lama y por el efecto que puedan tener sus palabras en la estabilidad de la región. Y es que durante este mes de marzo, el régimen comunista ha prohibido los viajes a los turistas extranjeros al Tíbet, debido "al mal tiempo y las nieves que cubren cualquier rincón de la región", anunció un secretario del Partido Comunista de China en la región, Zhang Qingli.
Sin embargo, esta medida también coincide con unas fechas especiales como son el tercer aniversario de las revueltas y enfrentamientos en la zona en 2008, que acabaron con veinte muertos según cifras oficiales, y la celebración del Año Nuevo Tibetano o Losar. Esta prohibición se une así a la que está impuesta a los periodistas extranjeros, que sólo pueden ir al Tíbet en viajes oficiales organizados por el Centro de Prensa Internacional o con una invitación especial.
Pero la decisión del Dalai Lama, quien fue galardonado el 10 de diciembre de 1989 con el Premio Nobel de la Paz por "su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su gente para recuperar la libertad", no conlleva a una pérdida de su peso religioso. Es conocido también con el título de "Señor Santo, Gloria tierna, Compasivo Defensor de la Fe y Océano de Sabiduría" desde que a la edad de cinco años fuese proclamado como la encarnación del XIII Dalai Lama fallecido.
Hasta su exilio a India, los Dalai Lama tenían su residencial oficial en el palacio Potala, localizado en la ciudad de Lhasa, la capital del Tíbet, que está situada a una altura de 3.700 metros sobre el nivel del mar.
La gran incógnita a resolver ahora es la elección del sucesor espiritual del Dalai Lama, ya que mientras éste ve posible que sea una mujer o elegirlo antes de su muerte, el régimen chino deja claro en que no se le permitirá esta opción y que debe contar con su beneplácito.