washington/Bruselas. Según esta fuente consultada por EFE, la condición para propiciar la salida del poder del mandatario del país durante 41 años es su renuncia al poder de manera inmediata para no proseguir su incriminación penal.

El portavoz aclaró que el CNTR no admite de ningún modo, como habría sido requerido por el emisario de Trípoli, que interviniese la llamada Conferencia Popular o Parlamento gadafista.

"Sería otorgarle una legitimidad de la que carece", explicó Al Jatib.

Ayer, el diario árabe Sharq al Aswat adelantó que Gadafi se había mostrado dispuesto a dejar el poder y abandonar Libia a cambio de que la dirección rebelde garantizase su seguridad, su dinero y el de su familia.

El periódico citaba "fuentes libias bien informadas de la ciudad de Bengasi", la capital de los rebeldes, a donde Gadafi había enviado a un negociador para que hablase en su nombre ante el CNTR y anunció su disposición a abandonar el poder.

El líder libio puso como condición que se le ayudase a salir de Libia y dirigirse a un país de su elección, así como que no se le persiguiese en el extranjero y no se presentasen demandas ante los tribunales internaconales, de acuerdo con la edición digital del diario.

La versión ha sido confirmada hoy por los rebeldes, mientras la televisión estatal libia lo negó esta madrugada.

LOS REBELDES PIDEN REFUERZOS Los rebeldes libios han reforzado sus tropas en el frente costero en Ben Yauad (centro) -entre Sirte y la terminal petrolera de Ras Lanuf, donde fue parada su ofensiva- con el envío de más milicianos y sobre todo de artillería pesada en las últimas horas.

Según informó la cadena catarí Al Yazira, los rebeldes apuran el envío de sus refuerzos mientras que las brigadas de Muamar al Gadafi movilizan más efectivos para contener el avance revolucionario sobre Sirte, ciudad natal del dirigente libio, de vital importancia por la acumulación de armamento y por constituir el bastión de las redes tribales gadafistas.

Los milicianos libios han redoblado su determinación de alcanzar Sirte como paso para liberar Misrata, aislada al este por Trípoli y al este por Sirte.

La caída en manos rebeldes de la ciudad costera donde Gadafi ha colocado la sede de algunos departamentos ministeriales y, sobre todo ha montado un gigantesco pabellón para montar sus megalómanas cumbres internacionales y agasajar con todo tipo de lujos a sus invitados preferentes, puede ser clave en el desenlace del conflicto.

El temor por la desorganización rebelde, y la superioridad aérea y en recursos militares de las tropas de Gadafi hacen temer que el enfrentmiento se convierta en una prolongada guerra civil.

Hamzy, miliciano, declaró a la cadena qatarí: "hemos venido a luchar y a morir" y justificó el repliegue rebelde en Ben Yauad por la presencia de familias de civiles en medio de los combates a quienes no podían disparr.

La situación sobre el control de esta pequeña población es confusa en tanto en cuanto ambos bandos reclaman que se encuentra en su poder.

Abdul Salam, un vecino de Ben Yauad, evacuado a la zona en poder de los rebeldes, manifestó a Al Yazira que "la mayoría de sus vecinos apoya a los revolucionarios".

En Ras Lanuf, a donde los rebeldes tuvieron que replegarse el domingo ante la intensidad de la contraofensiva aérea y artillera gadafista, algunas baterías abren fuego contra aviones que no ven, relató un corresponsal de Al Yazira hoy desde esa localidad, que además de las instalaciones petroleras y el puerto dispone de dos aeródromos.

En Misrata, cuyos habitantes rechazaron la única ofensiva lanzada el domingo con carros de combate y morteros, aparentemente para probar las defensas rebeldes, un portavoz del comité civil revolucionario, Mohamed Ali, dijo que aún "había mucha tensión".

Pese a las celebraciones populares tras el rechazo a la intentona gadafista, explicó que "estamos preparando nuestras defensas" y recordó que "Gadafi manchadas sus manos de mucha sangre, especialmente en las dos últimas semanas".

Las fuerzas leales a Gadafi han reconquistado la ciudad de Al Zauiya, junto a Trípoli, tras mantenerla sitiada durante cinco días, en un cerco que ha causado decenas de muertos, informó hoy el canal por satélite qatarí.

La ciudad, a 92 kilómetros al suroeste de la capital y que cuenta con una de las más importantes refinerías del país, fue sometida esos días a un durísimo castigo con fuego de artillería y morteros, así como por las incursiones de los carros de combate que fueron rechazados durante al menos tres días.

Las comunicaciones se perdieron el domingo por la noche, después de que fuese cortada la telefonía móvil e interrumpido el suministro eléctrico en una urbe ya sin aprovisionamiento de municiones, armas y alimentos.

Los sucesivos intentos de las tropas leales a Gadafi de tomar la plaza de los Mártires, donde los rebeldes plantaron una desesperada defensa, desataron una "carnicería", en palabras de algunos residentes pro revolucinarios contactados por las cadenas árabes.

EL DILEMA La persistencia de los ataques aéreos de las fuerzas leales a Gadafisobre las posiciones rebeldes sitúan a Occidente en una posturacomprometida. Las opciones inmediatas son dos y las dos están abiertas:o lanzar una intervención militar que anule la capacidad ofensiva aéreadel régimen libio a través de la imposición de un espacio de exclusiónaérea, o armar y entrenar al ejército rebelde.

El Gobierno de Estados Unidos parece inclinarse, por el momento por esta segunda opción a la espera de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que habilitara la primera. Desde el gabinete de Obama se aseguraba ayer que "mejorar la capacidad armamentística de los rebeldes es una de las opciones estudiadas por Washington para responder al conflicto en Libia". Así lo confirmaba en rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien declaraba que "la opción de proporcionar asistencia militar está sobre la mesa porque no se ha descartado ninguna opción de las de la mesa".

Sin embargo, al menos una de las opciones sí parece descartada, la de enviar tropas terrestres para apoyar en los combates a las fuerzas rebeldes. Carney no quiso entrar en más detalles porque no consideró conveniente "adelantar acontecimientos", en alusión a la respuesta que la comunidad internacional podría adoptar en Libia.

posturas Entre las opciones figura también la intervención militar, algo sobre lo que ayer insistieron tanto el secretario general de la OTAN, Ander Fogh Rasmussen, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Durante una comparecencia junto a la primera ministra australiana, Julia Gillard, Obama declaró que tanto Estados Unidos como Australia consideran "inaceptable" la violencia ejercida por el régimen libio y advirtió que los ataques a los insurgentes le costarán "muy caros" a Gadafi y a su entorno.

Por su parte Rasmussen aclaró que los países aliados han solicitado al Comité Militar de la OTAN que comience a preparar la planificación militar "necesaria" y "prudente" para poder hacer frente a "cualquier eventualidad" en Libia. No obstante, dejó claro que una eventual intervención de la Alianza requerirá un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU y que por el momento el organismo de seguridad euroatlántico "no tiene intención de intervenir en Libia".

Países del golfo Así las cosas, la intervención que tiene más posibilidades de salir adelante, aunque aún sin fecha, sigue siendo la de imponer una zona de exclusión aérea. París y Londres son los encargados de impulsarla y los países del Golfo Pérsico aliados de Occidente los encargados de justificarla ante el mundo árabe. Estos estados, reunidos ayer en Abu Dhabi, reclamaron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el establecimiento de ese régimen de exclusión y una reunión urgente de la Liga Árabe que lo avale. En esa cita también se pedirá "discutir la situación política en Libia" y se reclamará la renuncia de Muamar Gadafi.