Washington. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, advirtió ayer ante el Congreso de su país que Libia corre el riesgo real de sufrir una "guerra civil prolongada" e informó de que su Gobierno sopesa crear una "zona de exclusión aérea" para contener la violencia. Asimismo la mandataria norteamericana informó de que Estados Unidos "realiza consultas" con sus aliados en la OTAN para "planear las acciones que sean necesarias, entre las que se incluye una zona de exclusión aérea". El foro en el que Clinton pronunció este discurso es significativo ya que implica la oficialidad de la declaración de intenciones: El Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

"En lo que se refiere a Libia, Estados Unidos ha mostrado liderazgo al imponer sanciones muy estrictas", entre ellas la congelación de bienes del presidente libio, Muamar Gadafi, explicó la jefa de la diplomacia estadounidense. Sin embargo Clinton aclaró que Washington "no quita ninguna opción de la mesa". Es más, sobre controlar el cielo libio a través de la fuerza militar, la mandataria demócrata especificó que "es una acción que se revisa activamente". No ofreció más detalles.

operación Sí lo hizo el general James Mattis, titular del Comando Central de Estados Unidos (que supervisa las operaciones de ese país en Oriente Medio), quien dijo que la zona de exclusión aérea "serviría como elemento disuasorio para que el Gobierno de Trípoli no suprima las protestas". Eso sí, explicitó que una operación de esas características implica la destrucción previa de las defensas aéreas y el derribo de los aviones militares que emprendan el vuelo.

Pero la cuestión es qué despliegue se necesita para realizar ese bloqueo. Sobre eso dio pistas el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, quien anunció que su país ya ha enviado dos buques de asalto anfibio, con cientos de marines a bordo, al Mar Mediterráneo, donde podría realizar "evacuaciones y misiones de ayuda humanitaria". Esos buques se unirían a los de la Sexta Flota con base en Nápoles y al menos al portaaviones Entreprise que, según una foto difundida ayer por Washigton, ya ha cruzado el canal de Suez.

Clinton fue la encargada de justificar la eventualidad de esa acción armada diciendo que Libia afronta varios escenarios posibles, incluyendo "un descenso al caos", por lo que "hay mucho en juego para impedir una mayor desestabilización en la zona". Añadió que Estados Unidos "está al tanto de los esfuerzos de Gadafi de defender el área de Trípoli y otros lugares", y que el Gobierno de Washington "respeta", además, "el deseo" de las fuerzas de oposición libias de actuar sin la injerencia extranjera.

La responsable de la diplomacia norteamericana elogió la resolución aprobada el sábado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, más interesante aún, adelantó que "habrá más anuncios de la Unión Europea y otros países" respecto a Libia.

Bruselas Y dicho eso, al poco tiempo se conoció el anuncio de que los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete celebrarán una cumbre extraordinaria el próximo viernes 11 de marzo para discutir la situación en Libia y el norte de África.

La reunión se ha convocado a petición de Francia, España, Italia y Reino Unido. Alemania fue el único país que se resistió a celebrar este Consejo Europeo extraordinario porque no veía qué utilidad inmediata puede tener una vez que la UE ya ha aprobado sanciones contra el régimen de Muamar Gadafi y negocia con Estados Unidos otras medidas restrictivas como una zona de exclusión aérea.

Y es que ese mismo día los líderes de los países de la eurozona ya habían fijado una cita para aprobar el Pacto de Competitividad que exige Alemania como contrapartida a reforzar el fondo de rescate para los países con problemas de deuda. Ahora, y tras la aprobación de la iniciativa, se invitará al resto de Estados miembros de la UE a participar en la cumbre y se añadirá a la agenda la discusión sobre Libia.

Formalmente y durante el encuentro, la Alta Representante de la UE para la Política Exterior, Catherine Ashton presentará a los líderes europeos sendos informes sobre las medidas que puede tomar la UE para apoyar los procesos de transición a la democracia en los países árabes y sobre cómo adaptar los instrumentos de la UE para fomentar el desarrollo económico y social en la región. Sobre la base de estos informes, Van Rompuy realizará las propuestas.