JERUSALÉN. Israel ha acelerado la construcción de la verja para asegurar su frontera con Egipto, labor que espera concluir antes de lo previsto a la luz de las protestas en el país vecino, el primer país árabe en firmar la paz con el Estado Judío.

A pesar de que la paz entre Israel y Egipto ha sufrido numerosos altibajos en sus más de tres décadas y de que en el Sinaí, según el Gobierno de Tel Aviv, ha sido detectada la presencia de Al Qaeda, la línea divisoria entre ambos países, de más de 200 kilómetros, carecía de vallas u obstáculs.

El proyecto comenzó el año pasado y tenía como objetivo contrarrestar la masiva emigración ilegal a Israel.

Sin embargo, hoy el escenario es otro y el Ejecutivo israelí así como altos mandos militares no ocultan su temor de que caiga el régimen del presidente egipcio, Hosni Mubarak, abriendo el camino al poder a los opositores islamistas Hermanos Musulmanes.

El director del Ministerio de Defensa, Udi Shaní, visitó esta semana la zona fronteriza para inspeccionar los progresos sobre el terreno, tres meses después de comenzar la construcción de la verja.

El proyecto, anunciado en 2008 y cuyo coste asciende a 1.350 millones de shekels (271 millones de euros), estaba previsto que sea completado a mediados de 2013.

Según el ritmo actual de construcción, será finalizada, no obstante, a fines de 2012, informó la radio pública israelí.

Shaní subrayó que el número de inmigrantes ilegales que entraron en Israel el mes pasado se ha reducido "significativamente" y relacionó ese descenso al levantamiento popular que ha paralizado Egipto desde el pasado 25 de enero.

El Gobierno israelí autorizó la semana pasada el despliegue en la Península del Sinaí de tropas egipcias, un hecho sin precedentes desde que se firmara en 1979 el tratado de paz entre ambas naciones.

El destacamento de soldados egipcios tiene por misión impedir altercados como en el que murieron doce beduinos en las inmediaciones de la frontera con Gaza, días después de estallar la revuelta en El Cairo.

Por otra parte, el jefe saliente de las Fuerzas Armadas de Israel, general Gabi Ashkenazi, advirtió el pasado lunes en la Conferencia de Herzliya, al norte de Tel Aviv, que su Ejército debe estar preparado para luchar en distintos frentes.

"Israel está en medio de esta realidad. Tenemos que estar preparados para combatir en más de un frente", aseveró el responsable del Ejército, quien abandona el cargo el próximo 14 de febrero.

El jefe del Estado Mayor no descartó la posibilidad de que las protestas en Egipto se propaguen por la región y exhortó a incrementar los esfuerzos en materia de inteligencia.

"Debemos poner un gran énfasis en inteligencia para poder ver los objetivos con anterioridad", comentó al referirse al hecho de que el cuerpo de inteligencia militar no previó las revueltas populares en el país vecino.

"No sólo debemos practicar y entrenar, sino estar preparados para una guerra convencional", apostilló Ashkenazi.

A la par de la revuelta en Egipto y de las previsiones militares, Israel continúa sin descanso levantando la verja en la frontera.

La barrera se instalará sólo en aquellos tramos de fácil acceso a pie, mientras que quedarán sin obstáculos las partes en que la orografía hace extremadamente difícil que una persona pueda atravesar la frontera.

Será una verja sólo en algunas zonas- principalmente en las inmediaciones del Mar Rojo y la ciudad turística de Eilat- y en otros tramos los obstáculos consistirán en torretas de vigilancia, sensores, alambradas y sistemas de alarma.

El Canal 1 de la televisión israelí mostró esta semana imágenes en las que se podía ver un alambrado de espinas enrollado en una de las secciones de la divisoria.

La frontera entre Israel y Egipto se había convertido en una importante ruta para la entrada ilegal de africanos de países como Sudán y Eritrea, solicitantes de asilo, la trata de blancas y el contrabando de drogas, siendo el único pedazo de territorio que une África con Asia.