Lo que para el Gobierno de Marruecos es una operación impoluta, para el Frente Polisario es un oscuro ejemplo más de la represión que vive el pueblo saharaui. Donde el ministro de Exteriores marroquí, Taib Fassi-Fihri, ve un suceso ejemplar, pacífico, sin violencia y sin muertos civiles; su homólogo saharaui, Mohamed Salem Ouldsalek, denuncia una matanza y un genocidio que Rabat quiere silenciar a toda costa con el bloqueo a periodistas, diputados y organizaciones internacionales. Dos visiones radicalmente opuestas sobre lo ocurrido el 8 de noviembre en el desmantelamiento del campamento de Gdaim Izik que ayer se vivió con especial intensidad en la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo.
El jefe de la diplomacia marroquí, Taib Fassi-Fihri, compareció para dar su versión de lo ocurrido, pero aprovechó los micrófonos del Europarlamento para cargar contra la "ligereza verbal" de los diputados y la manipulación de los periodistas españoles por caer en lo que tachó de propaganda saharaui. "Lo que ha pasado en El Aaiún es un orgullo para los marroquíes", se jactó ante el atónito de los eurodiputados que precisamente hace una semana aprobaron una resolución en la que arremeten contra la violencia utilizada en ese desalojo forzoso. "El campo fue desmantelado de forma pacífica y ningún país europeo democrático lo hubiera hecho así de pacífico... Los muertos son de las fuerzas del orden marroquíes, no hubo ni una muerte de civiles. No hubo violencia. Al contrario. Nuestras fuerzas se encontraron frente a cócteles molotov, a criminales y a degolladores", respondió Fassi-Fihri enfadado por las reiteradas acusaciones que tuvo que escuchar. "Si hubiera un muerto, por favor, dénme su nombre", les espetó. "La gente está buscando muertos pero es que no los hay", insistió.
Según denunció, la Eurocámara exagera, ha aprobado una resolución sobre el Sahara occidental totalmente "desequilibrada, precipitada e injusta" y habla demasiado a la ligera con palabras como humillación, masacre, presiones, resistencia ante el terror y ocupación. "Les desafío a que encuentren ese término en ninguna resolución de Naciones Unidas", retó en referencia a la palabra ocupación. También advirtió de que no reconocen al Frente Polisario como representante del pueblo saharaui y que el referéndum de autodeterminación no es la panacea. Frente a esta versión, muchas críticas y enfado de los eurodiputados. Prácticamente todos, salvo un francés, arremetieron contra el Gobierno de Rabat, cuyo representante criticó con dureza tanto a los periodistas como a la sociedad española, a quien acusó de tomar partido a favor del Sahara Occidental por su complejo y sentido de culpabilidad. Y lo hizo con especial dureza en una rueda de prensa posterior con numerosos periodistas españoles y árabes, donde reveló que, si bien había un pacto para retrasar la resolución, fue por la presión de los populares que finalmente se llevó a voto.
Pese a que su comparecencia estaba prevista una hora más tarde que la de su homólogo saharaui para evitar encuentros incómodos, finalmente sí se vieron las caras. Fueron unos segundos fuera de la sala de reuniones. Se cruzaron, se miraron de reojo pero no se estrecharon las manos. Apenas unas palabras de cortesía en ese gélido momento. "Buenos días, señor ministro", dijo el representante saharaui. "Buenos días", le replicó el marroquí.
Mucho más calurosa fue la acogida que recibió Salem Ouldsalek. Admitió que siguen sin tener datos fiables sobre lo ocurrido porque miles de personas salieron en estampida, pero advirtió de que temen una matanza que haya costado muchas vidas, centenares de heridos y desaparecidos. Una situación provocada, dijo, por "muchos años de abandono" y el silencio ante el abuso de los derechos humanos por parte de Marruecos. Recordó que la UE tiene una responsabilidad y pidió el nombramiento de un enviado especial europeo para tratar de solucionar el enquistado conflicto.
Responsabilidad de España Pero si apuntó a culpables esos fueron España y Francia. En el caso del Gobierno español, le acusó de intentar lavarse las manos en el proceso de descolonización y advirtió de que el cambio de política hacia el Sahara Occidental comenzó en 2004. Respecto a Francia, criticó que actúan de apoderados de Marruecos ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que han bloqueado todos los intentos de incluir en el mandato de la misión de la ONU (Minurso) el cumplimiento de los derechos humanos. También recordó que Rabat lleva insistentemente incumpliendo las resoluciones de la ONU, que ellos no están en contra de Marruecos, pero que lo que quiere Rabat es imponer y no negociar, y denunció que la comunidad internacional tiene un doble rasero al aceptar procesos de autodeterminación en unos países y no en otros. "¿Por qué el pueblo saharaui va a ser el único pueblo del mundo a quien se le impide ejercer su derecho a voto?, preguntó.